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La expansión del invasor cangrejo azul se frena por la pesca y los temporales

Expertos de la Universitat Politècnica creen que las fuertes lluvias podrían haber afectado al ciclo del crustáceo aunque es precipitado hablar de declive

Ejemplar de cangrejo azul capturado en El Palmar, en pleno corazón de l’Albufera. | GERMÁN CABALLERO

Expertos en la expansión del cangrejo azul («Callinectes sapidus») estudian un posible declive de estas especie invasora que ya coloniza todo el litoral mediterráneo. Miguel Rodilla, profesor de Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente en la Escuela Politècnica de Gandia, explica que es pronto para extraer conclusiones pero en el delta del Ebro en mayo se había capturado solo un 10 % respecto a las cifras de 2021. Si el año pasado ya se detectó una bajada – 397 toneladas respecto a las 483 del anterior-, en esta la tónica decreciente parece que se mantiene según las primeras estimaciones.

Además de que la pesca puede haber influido en la disminución de este crustáceo nativo de la costa occidental atlántica, las persistentes lluvias previas a la primavera también podrían ser un condicionante. La investigación se enmarca dentro del proyecto «Ecología e impacto del cangrejo azul americano en las lagunas costeras, estuarios y aguas marinas adyacentes al Mediterráneo español» y está coordinado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias IRTA, con la participación de la Politècnica, la Universidad de Alicante y el Centro Oceanográfico del Mar Menor del Instituto Español de Oceanografía, con la financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Rodilla apunta que habrá que esperar al mes de octubre para realizar una valoración más ajustada a la realidad y recuerda que la climatología puede ser determinante cuando el ciclo vital es muy corto como es el caso. «En febrero, marzo y mayo es cuando más crecen pero este año se han quedado muy pequeños tal vez por el exceso de precipitaciones», señala. El crecimiento del «Callinectes sapidus» se ve afectado principalmente por la temperatura, como coinciden los expertos en la materia. Las puestas las realizan las hembras cerca del mar por lo que las corrientes o los temporales complican la supervivencia.

El estudio en el que participa la Politècnica profundiza en los potenciales depredadores naturales que podrían también ayudar a frenar la expansión de esta jaiba, que se citó por primera vez en el Delta de l’Ebre en 2012 y dos años después en l’Albufera. Su voracidad -se alimenta de otros crustáceos, moluscos y peces, pero también puede ser carroñero e incluso ingerir algas-, su carácter agresivo suscitó desde un principio una amplia preocupación en la comunidad científica. Desde el departamento de Acción Climática de la Generalitat de Catalunya estiman que la pesca con fines comerciales ha permitido entrar en una «fase de contención» de la exótica.

Depredador de Petxinots

La Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica realiza seguimientos desde hace años para evaluar su presión sobre la población de Petxinots («Anodonta anatina»), que es preocupante en espacios naturales como el Marjal de Nules, ya que fue catalogada como vulnerable . Situación que se replicó en los parques naturales de El Fondó d’Elx y en el de Santa Pola.

La mayor presencia de los machos se da en las zonas más distantes de la costa, mientras que la mayor proporción de hembras se aprecia en las desembocaduras ya que precisan valores más elevados de salinidad durante el proceso de maduración y eclosión de los huevos. De ahí que los temporales marinos de hace unos meses hayan podido afectar en todo el litoral mediterráneo.

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