El Parque Natural de las Hoces del Cabriel es el más grande de la Comunitat Valenciana, con 31.446 hectáreas. Solo es comparable a la Serra d’Espadà. Desde ayer está en el punto de mira de las autoridades por el riesgo que corre de ser afectado por el fuego. Algunas zonas que no forman parte del perímetro del enclave protegido fueron calcinadas, pero al cierre de la edición de este periódico, las llamas se habían quedado en el «umbral».

Esta información resulta de interés porque todos los esfuerzos en frenar el avance son pocos, y tal como se recoge en la revisión del Plan de Prevención de Incendios Forestales del Parque Natural de las Hoces del Cabriel, los municipios que colindan con esta reserva tenían los deberes hechos: Venta del Moro, Requena, Camporrobles, Villargordo del Cabriel y Cofrentes aprobaron sus planes antiincendios a lo largo de 2021. Es una herramienta fundamental tanto para las tareas de prevención como en la extinción.

La redacción de estos documentos es obligatoria para todos los municipios valencianos, tal como advirtió la Fiscalía General de Urbanismo y Medio Ambiente. De hecho, en la revisión del plan de las Hoces del Cabriel, una de las actuaciones pendientes a realizar en los próximos diez años (el periodo de validez del documento) era, precisamente, la elaboración de estos instrumentos. Cuando la revisión fue publicada, en febrero de 2021, no se habían redactado tres de los cinco planes locales antiincendios pero entre marzo y junio de ese mismo año, los consistorios se pusieron al día y cumplieron con la orden de la Conselleria de Transición Ecológica.

Sin embargo, en la evaluación de las actividades llevadas a cabo contra los incendios en todo el parque natural se afea que los ayuntamientos «hayan cumplido con un 4 %» de los objetivos previstos, «según datos aportados por ellos». La vigilancia y la detección de los incendios asciende a un 63 % del cumplimiento, pero la media general de aplicación de este plan entre 2008 y 2017 es «baja», de tan solo un 33 % de todo el plan ejecutado en estos terrenos.

En la misma revisión del Plan de Prevención de Incendios de las Hoces se destina una partida más que elevada a una de las tareas que ayer obsesionó a los equipos de emergencias: abrir cortafuegos para frenar el avance de las llamas.

Según se desprende del apartado de las actuaciones, se destinan 2,3 millones de euros a la ejecución y mantenimiento de estas áreas cortafuegos en terrenos gestionados por la Generalitat. Se suman otros 4,3 millones a las mismas tareas pero en áreas que no son de gestión pública, sino privada. Para ello se incluyen «líneas de subvención y convenios con los titulares de los terrenos».

Según el análisis del plan de prevención, el 71 % de los incendios producidos en el parque natural fueron producidos por rayos entre 2008-2017. No afectaron a una superficie destacable, ya que arrasaron con 13,9 hectáreas en total. Sin embargo, hubo un aumento respecto al decenio anterior, entre 1995 y 2004, donde se produjeron 26 conatos por rayos o, lo que es lo mismo, el 56 % de los fuegos producidos dentro de la reserva.

La siguiente causa fueron las quemas agrícolas, que hasta 2017 fueron 16 incendios provocados por estos trabajos rurales, seguidos por los provocados por la mano del hombre, donde se produjeron 6 en total. Entre otros datos que se desprenden del documento oficial, también se recoge que entre 1995 y 2017, es decir, los dos decenios de vigencia del plan, la franja horaria más problemática en cuanto a incendios son las primeras horas de la tarde, tal como el domingo en el incendio de Venta del Moro.

Uno de los medios aéreos de Emergencias desplazados ayer hasta Venta del Moro y su entorno. f.bustamante