Las tormentas de ayer miércoles dejaron granizadas "tremendas" en varios puntos de la provincia de Valencia. Requena fue una de las localidades más afectadas; no en vano, el pedrisco provocó ayer que las calles y balcones pareciesen estar recubiertos de nieve en pleno mes de julio. Y es que la granizada fue espectacular, tanto en el tamaño de las piedras como en la intensidad de estas.

Lo peor de todo, como suele ocurrir en fenómenos tan atípicos como el registrado ayer en Requena, es el daño que recibe el campo. Las vides quedaron muy afectadas por la granizada y muchas de ellas aparecían ya anoche y esta mañana completamente destrozadas por la piedra.

Una vez pasada la tormenta, las calles de la localidad mostraban el desastre de la granizada: vías atascadas e impracticables por los bloques de hielo. Y todo en pleno mes de julio.

Espectacular granizada en Requena

Todo ocurrió por sorpresa y con gran intensidad. La tormenta de granizo y viento sorprendió a los vecinos de Requena que, en apenas unos minutos, vieron cómo calles, tejados y terrazas se cubrían de blanco. El culpable, el granizo del tamaño de diminutos garbanzos que en muy poco tiempo se cebó con todo lo que encontró a su paso. Plantas, toldos, persianas… La fuerza de la piedra, que además cayó acompañada de fuertes rachas de viento, sorprendió a los vecinos que aún esta mañana retiraban los restos de granizo acumulado.

El descenso brusco de la temperatura, el calor del ambiente y la acumulación de humedad propiciaron la aparición de la granizada. 

La tormenta se produjo en un momento clave para muchas de las cosechas, especialmente para la vid y algunas hortalizas. Para la uva, la piedra es totalmente contraproducente puesto que los daños ocasionados en la vid pueden dañar de forma irreparable la cosecha de este año. Además, las heridas ocasionadas por el granizo a la planta pueden convertirse también en foco de enfermedades para la vid.