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Psicología

"Me daba pánico conducir. Tenía tanto miedo que no era capaz de subirme al coche sin temblar"

La amaxofobia (temor a manejar un vehículo) afecta a casi un 30 % de los conductores, más a mujeres que a hombres y es frecuente, según los psicólogos

Almudena conduciendo, ahora que ha superado su fobia a manejar un coche Levante-EMV

Almudena (nombre ficticio) cumplirá 27 años dentro de unos meses y hace poco que empezó a conducir de verdad. Se sacó el carnet a los 18 pero al poco tiempo dejó de manejar. Durante 8 años. Tenía pánico a coger el coche. Ansiedad traducida en temblores y falta de sueño por el nerviosismo. "Me ponía mala", dice. Su problema se llama(ba) amaxofobia o miedo a conducir y es mucho más frecuente de lo que a priori se puede apreciar, según indica una psicóloga a este periódico. "Me daba pánico conducir. Tenía tanto miedo que no era capa de subirme al coche sin temblar".

La operación salida de vacaciones de verano forzará a miles de familias a desplazarse de distintas formas, una de ellas es con vehículo particular. Un estudio de 2018 de la Fundación CEA (Comisariado Europeo del Automóvil) aclara que este miedo lo sufren más del 28 % de los conductores, un 55 % mujeres y un 45 % hombres. No todas las personas que sufren miedo a conducir son víctimas de accidentes de tráfico, de hecho, cada vez es mayor el número de personas cuyos problemas de ansiedad les derivan a tener miedo a conducir.

Una afirmación que corrobora la psicóloga Begoña Albalat. "En muchas ocasiones la fobia empieza en gente que sufre ansiedad en general por la razón que sea y se inicia con un ataque de pánico repentino en el coche y ahí dejan de coger el coche, no por miedo a conducir, sino por miedo a sentir ansiedad mientras conducen", detalla.

Familiar autoritario, uno de los motivos

Otros motivos son haber sufrido un accidente de tráfico; miedo al desmayo; miedo a la manera de conducir de los demás; inseguridad al volante y haber tenido un familiar autoritario. Esto último es lo que desencadenó la fobia en Almudena.

"Me saqué el carnet con 18 años. No tenía miedo, lo aprobé todo a la primera", relata. En su casa solo estaba el coche de su padre, por lo que "cada vez que salíamos iba con alguno de mis padres al lado". Su padre se ponía nervioso cuando ella conducía y le chillaba. "Me metía broncas por mi forma de conducir, me chillaba con que lo hacía mal", explica. Y eso derivó en que, cada vez que tenía que conducir, alargaba el momento porque "me daba pánico sentarme al volante. Me bloqueaba".

"Solo de pensar que tenía que conducir sudaba, tenía terrores nocturnos"

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Dejó de conducir. "Solo de pensar que tenía que conducir sudaba, tenía terrores nocturnos. De una experiencia de criticar mi conducción con gritos y reproches había derivado en un miedo irracional. Tenía ansiedad anticipatoria, solo de pensar que tenía que conducir me ponía enferma".

La psicóloga Begoña Albalat reconoce que este tipo de miedos son "muy frecuentes". "Es especialmente complicado porque quien tiene fobia a conducir, cuando experimenta esta sintomatología, como están manejando se incrementa el malestar. En muchas situaciones les da miedo el poder decir: 'voy por la autopista, me está dando ansiedad pero no puedo parar hasta la siguiente salida o puedo perder el control del vehículo'".

Tratamiento con realidad virtual

Esta fobia, como otras, se trata con terapia cognitivo conductual. "Primero identificamos los pensamientos que les hacen tener ese miedo y luego se trabaja con exposición. Consiste en exponerse a conducir y a la ansiedad que se experimenta. A veces se puede provocar esa exposición de otras formas, por eso la realidad virtual ayuda, es una manera de exponerte en un punto intermedio donde no estás pasando tanto pánico, es como un escalón intermedio antes de llegar a tener que conducir", cuenta Albalat

"La gente evita el coche y se mueve de otras maneras y pasa que alargas años sin conducir, y luego no se atreven a retomarlo porque se ha alargado mucho en el tiempo", resume Albalat. Almudena coincide, pues esa fue su experiencia. Estuvo ocho años moviéndose en transporte público o con alternativas al coche hasta que le ofrecieron un trabajo en Xàtiva. "Ya no podía escaquearme. Todas las conductas evitativas que llevaba a cabo ya no podían ser". Así que, animada por su pareja, se apuntó de nuevo a la autoescuela. "El primer día fue horrible. No dormí nada la noche anterior".

"Evité conducir durante mucho tiempo, pero conseguí trabajo en Xàtiva y ya no podía escaquearme. Tenía que hacerlo y lo hice"

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La primera toma de contacto fue positiva. Aún así, el miedo "a provocar un accidente y hacer daño a terceros" seguía ahí. Tras unas prácticas en la autoescuela, comenzó a asistir a su nuevo trabajo en coche. "A partir de ahí me fui empoderando y estoy tranquila porque ya no tengo que depender de nadie", afirma.

"Yo pensaba que nunca iba a volver a tener un nivel de conducción bueno para ir sola. Lloraba pensando que no podría irme a trabajar nunca fuera de València", explica Almudena. Ahora lo ha resuelto y "me he quitado un peso de encima brutal". Dice que prefiere dejarse llevar que conducir ella. "Sé que es un error, así que hago el esfuerzo consciente de ser la conductora. A la larga me da mucha tranquilidad porque si en algún momento pasa algo, no tengo que depender de nadie para moverme", sentencia.

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