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Una remodelación con un impacto dispar un año después

Los expertos dudan de que los cambios de Sánchez en el Gobierno hayan imprimido en un año un impulso al Ejecutivo, aunque sí destacan el efecto sobre el PSPV

Toma de posesión de la ministra de Ciencia, Diana Morant, hace un año. Ballesteros

Parece una eternidad solo visible en la lejanía del tiempo con el telescopio James Webb, pero hace solo un año que José Luis Ábalos dejó de ser ministro y Diana Morant entró a formar parte del Gobierno. Pedro Sánchez cerró el pasado curso político con un rediseño de su gabinete. El objetivo, dijo el presidente, era lograr una "renovación generacional", "impulsar la recuperación", marcar un punto y aparte tras la pandemia y retomar el pulso político tras el batacazo en Madrid. ¿Misión cumplida un año después?

Las decisiones en política difícilmente son mesurables más allá de las urnas, pero el propio interrogante señala las dudas de que la remodelación haya dado los frutos esperados. "No", expresa rotundo al ser preguntado el politólogo y director de LaBase, Álex Comes. Para el analista político, la revolución dentro del Ejecutivo "obedecía más a otras cuestiones que a la propia acción gubernamental". En este sentido, apunta a los equilibrios internos dentro del PSOE y del propio gobierno ante figuras como Ábalos e Iván Redondo, dos pesos pesados que fueron destituidos.

No obstante, Comes admite que ha sido "el contexto", con una nueva ola de covid y la posterior guerra, el que le ha dificultado enormemente lograr ese impulso buscado. "Esos cambios son pequeños detalles para la galería que no acaban de calar en la ciudadanía", señala el director de LaBase quien añade que, de hecho, esas acciones suelen generar una "percepción de la clase política que no suele ser del todo positiva". "Son medidas más efectistas que efectivas", indica.

En el contexto internacional se apoya la coordinadora de Ciencias Políticas de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Blanca Nicasio, para justificar que los ya no tan nuevos ministros apenas hayan lucido. "Los temas prioritarios han sido más allá de las fronteras y ha sido el presidente el que ha acaparado el protagonismo, ha eclipsado al resto", indica la politóloga quien, sin embargo, sí cree que la renovación haya servido. "Son perfiles que vienen del partido, que no han generado disonancias y que saben cuál es el ideario que han de defender", señala.

También da su visto bueno con matices el consultor político Joan Gonçales. "No podría haber servido de más", indica en referencia a la concatenación de elementos que cree que han limitado la acción de gobierno. De hecho, considera que la remodelación llevada a cabo por Sánchez fue una muestra de "valor político", un atributo que dice está muy vinculado al presidente del Gobierno, y que se consideró como un "toque de autoridad" que refuerza su figura. "Ha quedado claro que lo que hay es un presidencialismo muy potente, para bien o para mal", sentencia.

En lo que hay coincidencia entre los expertos y voces de dentro del PSPV es que las salidas de referentes como Ábalos o Calvo han quitado a Sánchez la figura de un "pararrayos", alguien que recibiera las críticas de la oposición y fuera una voz autorizada que diera las respuestas habituales. Tras los cambios de carteras, este papel parece haber recaído exclusivamente en el desde julio ministro de Presidencia, Félix Bolaños.

En el caso valenciano, las miradas se posan desde julio en Diana Morant. La ministra de Ciencia fue una de las incorporaciones dentro de esa renovación generacional y se ha convertido en la referencia autonómica en el Ejecutivo. Sin embargo, su papel ha sido más bien discreto. Gonçales y Nicasio lo acachan a que en general la mayoría de los ministros son poco conocidos aunque en el caso de Morant ese desconocimiento es mayor: solo el 12 % lo hace, la que menos. Comes añade que, además, se trata de un ministerio "poco visible, difícil de rentabilizar".

Sin embargo, la coordinadora de Ciencias Políticas del CEU destaca que pese al desconocimiento Morant cuenta con dos puntos a su favor tras un año en el Gobierno. El primero es que ha conseguido sacar adelante la Ley de Ciencia "sin ningún voto en contra, todo un hito en estos momentos". El segundo, quizás más modesto, es que "no ha generado problemas internos". "Que no haya provocado ningún escándalo ni ningún lío siempre es positivo para los nuevos ministros", aclara.

Sus compañeros de partido, desde València, también admiten esa falta de peso dentro del Gobierno con un departamento "que tiene mucha prospección de futuro, pero es poco político". No obstante, inciden en que su presencia en el Consejo de Ministros les favorece. "Nos viene muy bien porque es muy cercana, nos está ayudando mucho", expresan fuentes del PSPV quien recuerdan que su presencia en la Comunitat Valenciana y en actos de la Generalitat es constante.

En los socialistas valencianos no acaban de ver que la renovación del Gobierno supusiera un gran impulso a la acción ejecutiva como creen que sí que puede serlo el discurso de Sánchez desde el Congreso esta semana. "Ha marcado la agenda con ese vamos a por todas", expresan fuentes del partido del puño y la rosa. Pero que el cambio de cartera no supusiera un empuje frente al desgaste de gobernar no significa que esa remodelación haya sido baladí para el PSPV.

En este sentido, defienden que el cambio se ha notado en la federación valenciana porque ahora la relación entre Ximo Puig y Sánchez "es directa, sin intermediarios" tras la caída de Ábalos. "Palau y Moncloa van totalmente en línea", explican fuentes el partido para quienes también ha cambiado las relaciones entre las estructuras internas de la formación en el PSOE y en el PSPV. El mejor ejemplo lo ponen en una de las últimas decisiones que Sánchez ha cedido a Puig: la elección de Pilar Bernabé como nueva delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana. La última réplica del terremoto de hace un año.

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