Comienzan a ser numerosas las noticias sobre la situación de sequía que se vive en nuestro país. Ya hay núcleos de población del norte de España que están aplicando restricciones. Algo que, por otra parte, no deja de ser paradójico y que habla de una deficiente planificación del abastecimiento urbano. En las cuencas del Júcar y Segura la situación, de momento, no es tan delicada como suele ser habitual en estos territorios, debido a las abundantes lluvias que se recogieron en los meses de marzo y abril. Pero en el resto del país, las cuencas del Guadalquivir, Guadalete-Barbate, Guadiana y algunas unidades de gasto de Galicia y Cataluña, ya registran una situación de emergencia. Y en las próximas semanas se unirán las del Tajo y Duero. La sequía es un riesgo silencioso pero constante. Va desarrollándose de forma progresiva y cuando nos damos cuenta ya tenemos que aplicar medidas de ahorro en el campo y en las ciudades. En aquellos territorios que han sabido planificar la gestión del agua a partir del uso de fuentes múltiples (superficiales, subterráneas, depuración, desalación) el nivel de riesgo se reduce de forma notable. Los que dependen de un río o de un único pozo, sufren de forma notable la reducción de lluvias característica de estas secuencias secas. Son condiciones donde los trasvases tampoco resultas efectivos, porque cuando hay sequía ibérica, deja de haber agua para trasvasar. Las soluciones a las sequías se deben plantear antes de que se desarrollen. Ahora ya es tarde. Y si no cambia la dinámica atmosférica de forma radical este otoño, para diciembre ya veremos problemas serios de abastecimiento en los regadíos y en núcleos de población destacados. De nuevo sequía en España. Por estadística ya tocaba. Veremos a ver su evolución en el contexto actual de calentamiento climático, porque la teoría nos dice que debería ser corta pero intensa…Pero igual volvemos a las secuencias de sequía largas de tres o cuatro años de los años ochenta y noventa del pasado siglo.