Doce casos nuevos de pinchazos a chicas jóvenes en entornos de ocio nocturno, registrados todos ellos en la madrugada entre este jueves y este viernes, elevan a 35, hasta el momento, el número de ataques que se vienen sucediendo sin parar en distintos puntos de la C. Valenciana desde el último fin de semana de julio.

De ellos, la mayoría se han vuelto a producir en Castelló. Según las fuentes consultadas por Levante-EMV, siete de los picotazos lo sufrieron otras tantas chicas jóvenes –ninguna de ellas menor de edad– mientras asistían a conciertos dentro del recinto en el que se celebra el festival Arenal Sound. En Borriana, uno de los eventos musicales veraniegos más importante de cuantos se desarrollan en la C. Valenciana.

Las citadas fuentes explicaron que ninguna de ellas había formalizado ayer la denuncia ante la Guardia Civil, y que tampoco en los análisis realizados en el Hospital de Castelló a las que acudieron a su servicio de urgencias ha sido detectada sustancia tóxica alguna. De hecho, no ha habido detección de drogas de sumisión en ninguno de los casos denunciados durante esta semana.

La octava agresión se registró, de nuevo, en la Vall d’Uixó, donde se está celebrando las Penyes en Festes. Precisamente en ese entorno se habían producido esta semana otros cinco ataques a otras jóvenes.

A estas ocho, se le suman cuatro más que tuvieron lugar en discotecas de Dénia, otro de los puntos que ha venido repitiéndose a lo largo de esta primera semana de agosto. De hecho, uno de los primeros ataques lo sufrió una universitaria valenciana en una discoteca de Dénia cuando estaba en compañía de su novio y de dos amigos más. La chica, tal como publicó este diario tras conocer su testimonio de primera mano, notó el pinchazo y escuchó una voz masculina a su espalda que decía «la tengo, lo he conseguido, le he dado».

La joven, de 23 años, comenzó a sentirse mareada, luego sintió «un subidón» y de ahí pasó a una situación de letargo con fuertes escalofríos. La chica, que contó a su novio inmediatamente lo sucedido, fue evacuada al Hospital de Dénia en una ambulancia y, pese a que los médicos comprobaron sin ningún género de dudas que tenía la marca de la punción en el brazo izquierdo, justo donde había notado «como la picadura de una abeja», los análisis de sangre y orina no detectaron droga alguna.

En estos últimos cuatro casos, atendidos en la madrugada del viernes en el servicio de urgencias de ese centro hospitalario, tampoco se han encontrado trazas de estupefacientes, pero sí marcas de los pinchazos, lo que refrenda por completo la versión de las víctimas.

La epidemia del pinchazo, que nació en Escocia en noviembre de 2021 y se ha ido extendiendo desde entonces por toda Europa, empezó a darse en España este mes de julio, en los Sanfermines de Pamplona. Hasta ahora, solo se ha detectado éxtasis en una víctima, una niña de 13 años e Gijón, aunque la Policía está tratando aún de averiguar cómo llegó la droga al organismo de la menor.

Lo que sí es cierto, es que ninguna de las chicas afectadas ha sufrido a continuación ningún abuso o agresión sexual, ni siquiera un intento, por lo que las fuerzas de seguridad están cada vez más convencidas de que lo que está sucediendo es que hay grupos de jóvenes que, recogiendo el temor que ha suscitado el pinchazo con fines de sumisión química entre las chicas que acuden a eventos o locales de ocio nocturno, están sometiéndolas a pinchazos con objetos punzantes variados simplemente para fomentar ese pánico.

Al hospital cuanto antes, la clave

La reacción de la conselleria de Sanidad ha sido inmediata: este lunes entra en funcionamiento el protocolo de actuación sanitaria ante cualquier sospecha de pinchazo con intenciones de sumisión química. El consejo principal es que, en cuanto se perciba ese picotazo, se busque ayuda de las fuerzas policiales y se acuda de inmediato a un hospital, donde se tomarán muestras de sangre y orina bajo protocolo judicial, es decir, con envío de la muestra a los laboratorios homologados, para no romper la cadena de custodia de las muestras, con miras a un futuro proceso judicial contra los autores. Algunos hospitales, como el de Dénia, ya vienen aplicándolo desde hace días antes la escalada de casos.

Algunas de las sustancias que se emplean para someter la voluntad de las víctimas –las más célebres son el éxtasis líquido y la escopolamina (burundanga), que siempre se habían administrado en las bebidas para no alertar a la víctima– desaparecen del organismo en horas, por lo que acudir cuanto antes a un hospital es fundamental para probar la presencia de las drogas.