Este verano es como si el calor se hubiese solidificado y nos hubiese dado un golpe de la nueva realidad en la que vivimos. Las condiciones a nuestro alrededor están cambiando de un año para otro y ello conlleva que la Comunitat Valenciana registre datos que, hasta ahora, eran extremadamente raros. De hecho, algunos de ellos siguen siendo raros, pero habrá que ver si se convierten en normales dentro de unos cuantos años.

Uno de los fenómenos más palpables es el calor que hace por las noches. No ya por el día, porque en realidad las máximas no están aumentando mucho. Lo que está sucediendo es que el calor no baja, algo que antes sí sucedía. Las temperaturas se quedan ahí arriba, inmóviles, mientras las horas pasan y dormir se convierte en tarea imposible para muchos valencianos.

El mercurio ni siquiera baja en el interior. Para muestra de ello está Morella. La capital de la comarca de els Ports, en las montañas del norte de Castellón, venía de tener cinco noches tropicales —con más de 20 grados de mínima— entre el 1 de junio y el 4 de agosto del pasado 2021. Sin embargo, en el mismo período de este año han tenido ya 22 noches tropicales. Se han más que triplicado en solo un año.

De hecho, una de esas noches de esta extraña y recién estrenada ‘Morella tropical’ estuvo a punto de pasar al siguiente nivel, al tocarse los 24,8 grados. Si el termómetro hubiese alcanzado los 25 grados, habría estado considerada como noche ecuatorial.

Mientras, en la ciudad de València ya se habían acostumbrado a oír lo de las noches tropicales en otros años, pero han pasado de registrar cero noches ecuatoriales en 2021 a vivir en sus carnes ocho en lo que va de verano, muchas de ellas seguidas en las últimas semanas. Incluida la mínima más alta registrada en la capital en toda la historia: 27ºC. Y aún hay más, porque si en València tenían hace unos años lo que Morella experimenta por primera vez, en Benidorm asoma una ventana preocupante al futuro.

La estación meteorológica del centro de la ciudad captó del 1 de junio al 4 de agosto de 2021 un total de 53 noches tropicales y 8 ecuatoriales. Pero este 2022 van 31 tropicales y 32 ecuatoriales. O sea, ha habido ‘sorpasso’ por parte de esas madrugadas todavía más calurosas, que se han triplicado en solo un año.

Estos escenarios se han repetido de manera generalizada en todos los territorios valencianos: interior, prelitoral y litoral. Apenas se cuentan algunas excepciones como altiplanos, fondos de valle y sectores deprimidos, como la plana de Requena-Utiel, que aun así también están llegando a cifras altas poco comunes para lugares como esa.

Muchos factores

«Ya hemos asimilado que no bajábamos de los 20 grados en verano y ahora estamos normalizando en el litoral las noches ecuatoriales, también conocidas como tórridas», dice Samuel Biener, climatólogo de la Univerisdad de Alicante y de Meteored. «En un futuro hablaremos de temperaturas que no bajen de los 30 grados de noche, algo impensable en la península hace unos años», asegura, al tiempo que señala que las noches que se viven ahora, al sumarles la humedad, dejan sensaciones térmicas de 35ºC. València tuvo solo siete noches por debajo de los 20ºC en junio. Biener recuerda que antes, «lo normal era casi lo contrario ese mes: que subiera siete veces de los 20ºC».

Los altísimos registros nocturnos, dentro de un contexto de cambio climático, se explican por tres motivos concretos: la temperatura del Mediterráneo, que se ha establecido en las últimas semanas en los 28 y29 grados —Biener apunta que son aguas calientes ya «propias del mar Caribe o el mar Rojo»—; las sucesivas olas de aire cálido sahariano; y el efecto de isla de calor urbana. «Eso es lo que pasa en Benidorm o València», explica Biener, quien resalta que las estaciones que se encuentran a las afueras de esos lugares registran mínimas que a veces son de cinco a diez grados más frescas que aquellas que se viven en los cascos urbanos.