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Crisis del coronavirus

La séptima ola de covid-19 llega a su fin pero deja casi 400 muertos

Es el peor verano desde que empezó la pandemia de coronavirus, pero el primero que se vive sin ninguna medida de protección y con una alta tasa de contagios por ómicron

Un paciente covid ingresado en la UCI del hospital de Elx en una imagen de archivo. AXEL ALVAREZ

La séptima ola de coronavirus se puede dar, por fin, por finalizada. Ha sido la primera importante a la que se enfrentaba el sistema en este periodo de gripalización: sin medidas de control, sin mascarillas y con una movilidad e interacciones sociales a niveles prepandemia y asumiendo que iba a haber un peaje a pagar. Y lo ha habido: el coronavirus ha dejado de circular ahora con virulencia pero su rastro deja casi 400 muertes (por ahora) entre julio y agosto.

Las cifras de incidencia y de nuevos casos que ayer aportaban tanto la Conselleria de Sanidad como el ministerio apuntalaban la idea de que la séptima ola ya es historia. La curva sigue de bajada con registros que no se veían desde marzo, cuando empezaba el periodo de gripalización de la enfermedad tras una intensa campaña de vacunación.

Así, ayer la incidencia acumulada estaba en su nivel más bajo desde que solo se miden los casos de los mayores de 60 años: 325 casos por 100.000 habitantes y, en estos tres días, Sanidad ha detectado 1.996 nuevos contagios, 960 en mayores de 60 años, los datos también más bajos desde la nueva etapa de convivencia total con el SARS-CoV-2.

La séptima ola se ha superado, sí, pero no a cualquier precio. Aunque menos, los hospitales siguen teniendo un estrés añadido a consecuencia de este pico de contagios del que nunca se va a poder conocer su alcance real. Ingresadas por covid pero también incidentalmente con covid quedan 775 personas, 57 de ellas en la UCI, tres más que el martes.

El peor verano

Y lo peor, como en todas las oleadas de contagios, es la curva de mortalidad. Desde el 4 de julio hasta ayer 12 de agosto (día que se notificaron otros 25 decesos) la Conselleria de Sanidad ha registrado 375 muertes directamente relacionadas con la covid-19, concentradas sobre todo, en las tres semanas siguientes a que la curva tocara techo el 12 de julio.

Si echamos la vista atrás, se puede decir que es el peor verano de pandemia ya que este nada tiene que ver con las 7 muertes registradas en julio de 2020, el primer verano de pandemia o con las 57 muertes de julio del año siguiente pero tampoco tienen nada que ver las circunstancias en las que se han dado esta ola: sin medidas de protección ni mascarillas, con una vida recuperada al 100 % asumiendo que iba a haber contagios pero confiando en el efecto de las vacunas.

Estas siguen funcionando, sobre todo para evitar enfermedad grave pero con tantos contagios como los que ha habido con ómicron (incluso entre personas que se infectaron en enero), era de esperar una incidencia alta de muertes, además teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado desde la inoculación de la dosis de refuerzo a los mayores, de ahí que se esté planteando un nuevo pinchazo para el otoño.

La gripalización también era eso, tal como advirtieron los expertos: recuperar la vida normal dando por hecho que iba a haber un porcentaje de muertes covid-19, como anualmente las hay de gripe.

Un sanitario sosteniendo dos autotest de covid-19. Rafa Alcaide

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