La ceniza cae sobre las calles de Bejís y la preocupación se palpa en el ambiente de este martes, 16 de agosto. Los vecinos viven horas muy complicadas asomados a sus balcones o desde el umbral de sus casas.

“El bando ha dicho que estemos atentos por si hay que evacuar el pueblo”, cuenta Marifé Carrasco.

“Si esta tarde sopla de poniente, lo vamos a tener muy negro”, lamenta Adela, desde cuya casa se ven las llamas en la cabeza de un incendio que ha calcinado ya 700 hectáreas y afecta a un perímetro de 20 kilómetros.

“La impotencia que sentimos es brutal. No podemos hacer nada y estamos reviviendo lo que pasó en 1993”, afirma Mari Carmen Marco, la panadera de Bejís, que este martes ha hecho 100 barras de pan, todas para el dispositivo de bomberos que trabaja en la extinción. En total, son 230 personas las que se emplean a fondo para sofocar las llamas y con su abastecimiento se ha volcado todo el pueblo, pues los vecinos saben de la dureza del trabajo de estos ‘ángeles de la guarda’. En el bar Trempita preparan este martes arroz al horno y macarrones para que los bomberos repongan fuerzas y puedan continuar luchando contra las llamas. Su camarero, Alejandro Soler, dice que la gente mayor ha dejado de ir al bar por miedo. “Estamos sirviendo comidas y mucho café a los efectivos. Hay algunos de la UME que han venido desde Sevilla”, explica.

Evacuación de los vecinos de Bejís por el incendio forestal

Evacuación de los vecinos de Bejís por el incendio forestal E. P. M.

La noche ha sido más que complicada en esta pequeña localidad del Alto Palancia, de 400 vecinos. “No hemos podido pegar ojo por la preocupación y el miedo. Dicen que mañana va a llover, ojalá sea así y el cielo nos ayude”, comentan Miguel Turón y Enrique Gracia.

El incendio de Bejís, desde la A-23

El incendio de Bejís, desde la A-23 Gerard Granados

En la tienda/estanco de la plaza trabaja como dependiente Mario. Lamenta que se esté quemando “la zona más bonita que tenemos” y reconoce que el pueblo está “roto”.

La localidad ha anunciado la cancelación del mercado que debía celebrarse mañana y toda la atención está puesta en la meteorología y, en concreto, en un posible cambio de viento que puede complicar considerablemente las labores de extinción.