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Aislar fachadas y cubiertas para combatir el clima en los colegios

Debe actuarse, sobre todo, en las construcciones de los años 80, cuando no había normativa de eficiencia energética

Tres alumnas a las puertas de un centro educativo, en València, un día de calor. Germán Caballero

En un verano histórico por las altas temperaturas que han puesto en evidencia la crisis climática y con el precio de la energía al alza, la ministra de Educación, Pilar Alegría, ha avanzado que de cara a 2023 se pondrá en marcha un plan de adaptación climatológica de los centros educativos. 

A falta de concretar los detalles y el reparto de fondos —lo que se negociará con las CC AA, pues será un programa de cooperación territorial—, la ministra ha explicado que la inversión será de 200 millones de euros, incluidos en los próximos Presupuestos Generales del Estado.

Las nuevas infraestructuras educativas ya se levantan teniendo en cuenta su eficiencia y el confort térmico, por lo que Pilar Alegría apunta que se trata de acondicionar las aulas tanto para el frío como para el calor, especialmente en los centros más antiguos construidos el siglo pasado, pues algunos tienen hasta 100 o 150 años, detalló a Europa Press. 

No obstante, no hace falta ir tan atrás en el tiempo, Begoña Serrano, profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSA) de la Universitat Politècnica de València, señala que debe actuarse, sobre todo, en los edificios de los años 80, construidos con la EGB y para enseñar a la generación del baby boom y durante los años en los que la natalidad era más elevada que la actual y, por tanto, había un gran número de escolares.

 «Antes no había normativa en el campo de la eficiencia energética y la sostenibilidad. Por eso, el problema no son los centros nuevos, sino los que ya existen, porque necesitan una rehabilitación para no consumir tanta energía», detalla.

"Hay que apostar por fachadas 'verdes' y vegetación en los patios"

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Pero, ¿por dónde empezar a adaptarlos? «Lo primero son las medidas pasivas: aislar cubiertas y fachadas, poner ventanas más eficientes, facilitar la ventilación natural y no depender tanto de aparatos, favoreciendo la ventilación interna, por ejemplo, con sistemas y chimeneas especiales», añade, sin perder de vista la «calidad del aire».

«Una vez esto esté garantizado, ya se pueden poner aparatos eficientes de aerotermia (que consumen muy poco) o placas fotovoltaicas», expone Serrano. De hecho, considera que «no tiene sentido que un colegio no produzca su energía, con los metros cuadrados que tienen de cubierta; es una superficie fantástica y es una pena con el sol que tenemos».

Asimismo, insta a ir más allá del aislamiento térmico y apostar por «fachadas y cubiertas ‘verdes’, ajardinadas» en colegios e institutos. «Hay que poner vegetación en los patios y que también penetre en los edificios, haciendo ambientes más saludables y agradables, sobre todo para los niños», afirma la profesora.

El programa «Zero» se anticipa

Lo de las placas solares es una de las acciones que se podrá llevar a cabo con el programa del ministerio, según ha avanzado la ministra, pero la Conselleria de Educación ya se ha adelantado con una iniciativa que va por la misma línea y que ya proponían sindicatos como CC OO. 

Como publicó este periódico, hace un par de semanas presentaron, junto a la Conselleria de Medio Ambiente, «Zero», un programa a través del cual 114 institutos de 71 municipios instalarán placas fotovoltaicas. Además de hacer centros autosuficientes, del excedente de la energía que produzcan se beneficiarán familias vulnerables que vivan cerca. El presupuesto será de 14,47 millones de euros de las arcas autonómicas.

Termómetro en un aula. Rafa Arjones.

Educación afirma que «el ahorro energético y la adaptación climatológica de las infraestructuras educativas ha sido y es una prioridad absoluta del Botànic». Por esto, todas las actuaciones de los últimos años —como la construcción de 92 nuevos centros— han ido encaminadas a «mejorar la eficiencia energética, la sostenibilidad, y a la conversión de nuestras instalaciones en centros de bajo consumo energético o de consumo cero, así como a garantizar un confort climático de los espacios docentes», apuntan desde Campanar. 

Luces LED y aulas bien orientadas

La Conselleria de Educación ha construido desde 2015 un total de 39 centros educativos y otros 53 están en marcha, tanto gestionados directamente por la Generalitat como a través del Plan Edificant, junto a los ayuntamientos. En estas obras ya se han incluido diferentes medidas sobre eficiencia energética, sostenibilidad y confort térmico.

Algunas de ellas son, como apunta la conselleria, evitar la orientación oeste-suroeste de las aulas; optimizar el aislamiento del edificio (por ejemplo, con materiales adecuados); o proteger la fachada del sol con láminas, viseras, marquesinas o toldos, entre otras opciones.

También se están colocando equipos de climatización (frío y calor) de alta eficiencia y poco contaminantes; control automático en las instalaciones y la iluminación (para tener más o menos, según la luz natural)detectores de presencia en determinadas zonas, como los despachos, los aseos y los pasillos; sustitución de equipos fluorescentes por luces LED, de menor consumo.

Ventilador en una clase para combatir el calor. Colegio rural de Sagra. calor. ventiladores en las aulas

Además de estas medidas en los 92 centros de nueva construcción, la mayoría de las remodelaciones del plan Edificant «incluyen sustitución de calderas por otras más eficientes, así como renovación de ventanas y puertas con el fin de mejorar el aislamiento de los centros y su confort climático», apunta la conselleria.

Asimismo, los últimos años la Diputación de València también ha sufragado — a través de diferentes convocatorias— la sustitución de puertas y ventanas en los colegios, también con el objetivo de contribuir a una mejor eficiencia energética.

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