Los dos incendios que calcinan desde el fin de semana la Comunitat Valenciana de norte a sur han devorado más de 26.000 hectáreas y se sitúan ya entre los más destructivos de la última década en España. Ambos fuegos, el de la Vall d’Ebo y el de Bejís, seguían sin estar controlados al cierre de esta edición aunque con pronósticos de evolución diferentes. Mientras el primero, ayudado por las lluvias que cayeron en la Marina durante la tarde, está más cerca de poder ser estabilizado por los equipos de extinción y permitió el realojo anoche de los 1.500 vecinos evacuados, el segundo continuaba desbocado y con peligro de extenderse a los parques naturales de la Serra d’Espadà y la Calderona.

El fuego iniciado el lunes en esta localidad castellonense alcanzó ayer la provincia de Valencia, llegando a Alcublas y en concreto el paraje natural del Barranc de Lucía, el mismo que ardió hace una década. En un explosivo avance, en apenas 24 horas arrasó más de 12.000 hectáreas y según los datos del servicio de gestión de emergencias de la Unión Europea en base a imágenes satelitales la superficie calcinada llegaba ya a las 13.451 hectáreas.

Hasta ahora han sido evacuadas alrededor de 1.500 personas de los municipios de Toràs, Bejís, Teresa y Sacañet por el incendio de Bejís. Las tres primeras poblaciones fueron desalojadas ya el martes, mientras la de Sacañet tuvo lugar ayer. Asimismo, seguía confinada la localidad de Viver por el incendio, en el que trabajaron 25 medios aéreos de la Generalitat y del Ministerio de Transición Ecológica. El president Ximo Puig descartó ayer que los vecinos puedan volver a sus casas de forma inminente.

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El incendio de Bejís, en imágenes Levante-EMV

Fuentes de esos equipos de extinción aseguraron a este diario que la situación durante la jornada fue muy complicada, especialmente por los repetidos cambios de dirección del viento, que hicieron imposible predecir el camino del fuego y anticiparse al mismo para contener su avance.

Así, el esfuerzo de los equipos de extinción se centró durante todo el día en impedir que las llamas alcancen la autovía A-23 que une Valencia con Zaragoza, punto considerado clave para evitar que las llamas alcancen dos pulmones verdes de la Comunitat Valenciana, la Serra d’Espadà —de 31.000 hectáreas y que por su singular ecosistema alberga algunas especies únicas en la autonomía como el alcornoque— y la Calderona —18.000 hectáreas y que une las provincias de Castelló y Valencia—.

A última hora de la tarde la lluvia abrió una ventana de esperanza, pero muy breve. Las tormentas previstas llegaron, pero sin dejar apenas agua en la zona y sí aparato eléctrico, la peor combinación. De hecho, dos rayo provocó otros dos incendios en Albocàsser y en Vilar de Canes, dos municipios del Alt Maestrat. Para el primero se movilizaron tres medios aéreos, dos unidades de bomberos forestales y dos autobombas y su evolución era incierta anoche.

El president confirmó que el fuego de Bejís está «muy lejos de la estabilización», si bien aseguró que hoy se espera un día menos tórrido y con viento más estable, lo que permite algo de optimismo.

Mejoría en la Vall d’Ebo

La buena noticia llegó desde la Vall d’Ebo. Allí sí hubo lluvias importantes que ayudaron a «consolidar el perimetraje» del incendio y que abren la puerta a que hoy se trabaje «hacia la estabilización», dijo Puig. La consellera Gabriela Bravo informó de que se pudieron controlar los focos de Fontilles y la Vall d’Alcalà, que «preocupaban mucho». La evolución favorable permitió decretar el realojo de los 1.500 vecinos, un retorno que la Guardia Civil pidió que se realice de forma escalonada. Según el servicio de emergencias europeo, se han calcinado 13.116 hectáreas en este incendio.

Asimismo, por la tarde se decretó un nuevo incendio a causa de un rayo en la Cova Alta de Albaida. El ayuntamiento movilizó bomberos y Emergencias, dos unidades de bomberos forestales, dos autobombas y un agente medioambiental.