La tormenta que ayer colaboró para dejar casi sin llama el incendio forestal de Bejís descargó con fuerza sobre la ciudad de València y gran parte del área metropolitana, en muchos de cuyos puntos dejó incluso granizo, como en Buñol, Burjassot y algunos barrios de la capital del Túria, así como en la capital de la Ribera Baixa: Sueca, o en la localidad serrana de Andilla.

Los rayos iluminaron con fuerza la noche y provocaron también un incendio al impactar sobre una palmera ubicada en el cruce de la Alameda con la avenida de Aragón de València. El ejemplar arbóreo quedó arrasado por las llamas.

Mucho humo durante la tormenta

Pero si algo sorprendió a todos los vecinos de las zonas afectadas por la tormenta de anoche no fueron los numerosos rayos ni la lluvia. Ni siquiera el granizo. Sino el intensísimo olor a humo que llegaba con el viento que arrastró el humo del incendio de Bejís incluso hasta localidades de la Ribera Alta tan alejadas de la zona del siniestro como Alfarp.

La humareda atravesó también la ciudad de València dejando una enorme desazón entre la población, que ya no sabía si se debía al incendio forestal de Bejís o a un nuevo siniestro, esta vez mucho más cercano.

Arde una palmera de la Alameda de València al ser alcanzada por un rayo

Arde una palmera de la Alameda de València al ser alcanzada por un rayo Borja Tarazona @borjataraz

Lo mismo ocurrió en todos aquellos puntos donde arribó el humo de la mano de la tormenta: los vecinos oteaban el horizonte de madrugada en busca de una posible llama. Pero no hubo. Era sólo la huella de una tragedia medioambiental a la que, afortunadamente, la meteorología y el enorme esfuerzo humano de bomberos, militares y equipos de emergencia parecen haber puesto fin. O al menos han iniciado ya el camino.