Lanzarse a regenerar a todo correr las 12.500 hectáreas que ha devorado el incendio de la Vall d’Ebo es lo peor que ahora se puede hacer. Las prisas no son buenas consejeras. Y en eso coincide un alcalde, el de Pego, Enrique Moll, y un experto, el profesor de Geografía de la Universidad de Alicante, Enric Moltó.

El munícipe advierte de que las repoblaciones que se han hecho hasta ahora «no han servido para nada». «De nada sirve plantar más y más pinos si después no hay un mantenimiento de esas masas forestales», ha indicado Moll, que ha abogado por llevar a cabo un plan de recuperación integral. Y aclara que debe ser también social. «En la Marina Alta, tenemos la España vaciada a pocos kilómetros del mar. La zonas turísticas deben mirar hacia estos pueblos».

Esta comarca es peculiar también en esto. Vall d’Ebo, Vall d’Alcalà o Vall de Gallinera, pueblos que han perdido de forma imparable población en los últimos años, están a 30 minutos en coche de Xàbia, Dénia o Calp. El alcalde achaca la devastación de este incendio a que «hemos abandonado la tierra».

Aboga por recuperar cultivos y por lograr que estos pueblos de la montaña recuperen población. «Durante la pandemia, quedo claro que la gente prefería vivir en los pueblos, pero, eso sí, deben tener escuelas, centros de salud y servicios».

Mientras, el geógrafo Enric Moltó señala que los montes arrasados por este fuego de la Vall d’Ebo deben regenerarse «sin políticas agresivas», toda vez que la naturaleza «tiene una mayor capacidad de regeneración de lo que nosotros creemos». Afirma que es mejor no poner fecha a la recuperación de las 12.500 hectáreas calcinadas. Precisa, de hecho, que entran muchos factores en juego, como, por ejemplo, la «cantidad» e intensidad de la lluvia que caiga. «Siempre vamos a soluciones simplistas. Hay que ver dónde queremos ir sin dramatismo».