Una mañana repleta de lágrimas y abrazos. «Qué alivio», aseguró una de las primeras vecinas al llegar a Teresa, su pueblo, por el que mantuvo el aliento hasta ayer al mediodía, cuando el president Ximo Puig anunció la autorización del Puesto de Mando Avanzado para el retorno de los vecinos de Sacañet, Teresa y las aldeas de Andilla a sus casas. Después de Bejís y Torás, estas localidades eran las últimas en recuperar a sus vecinos, alrededor de 500.

Los primeros lugareños comenzaron a entrar en los pueblos desalojados el pasado martes a las 13.30 horas. Antes, se habían acercado varios curiosos a la entrada, esperando poder acceder directamente a sus casas. Ante la negativa de la Guardia Civil, muchos esperaron en la carretera. Hasta ese momento, solo se oía el eco de las campanas en las calles. Pero media hora después, el pueblo estalló en alegría. Lo primero que hicieron los vecinos fue tocar el claxon de sus coches para anunciar que volvía a haber vida en el municipio.

«Ahora, alegría», exclamó otra vecina al llegar y encontrarse al alcalde del municipio, Ernesto Pérez, en la entrada. «En cuanto han dado la noticia, he venido a recibir a los vecinos». «Fue frustrante ver que los de Bejís podían volver a sus casas y nosotros no. Lo hemos pasado muy mal, los nervios han estado a flor de piel», aseguró, ya que todavía queda en el recuerdo el incendio de 2012 que afectó a estas localidades del Alto Palancia. En ese año se quemó el 70 % de Teresa, «pero ahora más», como reconoció el alcalde.

Los vecinos de Sacañet, Teresa y las pedanías de Andilla vuelven a casa

Los vecinos de Sacañet, Teresa y las pedanías de Andilla vuelven a casa Vídeo: AGENCIA ATLAS

«No podía evitar ponerme a llorar al pasar con el coche. No me lo podía creer», asegura Marian, una vecina de València que tuvo que volver a la ciudad tras el desalojo. «Hemos perdido los campos de olivos y almendros. Va a costar salir de esto», lamentó. Su compañero, Fernando, aseguró que la comarca había perdido su esplendor con el incendio. «Esta era una zona repleta de moteros, que venían de visita cada fin de semana. También senderistas, ciclistas... Ahora no sé qué va a pasar», añadió.

«No hay derecho a que haya pasado esto. Este incendio podía haberse evitado si hubiesen invertido en prevención. El monte estaba lleno de ramas. ¿Ahora qué hacemos? Tenemos que resignarnos a ver el paisaje así», aseguró uno de los vecinos recién llegados.

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Las consecuencias del incendio de Bejís en Teresa Germán Caballero

El desalojo tuvo lugar el pasado martes, cuando este pueblo comenzaba sus fiestas. Tuvieron que dejarlo todo para marcharse donde pudieran. Las llamas se acercaban al lugar, y fueron especialmente virulentas el martes y el miércoles, cuando se tragaron la pequeña montaña al norte del municipio, cercana a las casas más altas.

Muchos de los vecinos de Teresa se hospedaron en la sala multiusos de Jérica. «Siempre van a tener en Teresa unos verdaderos amigos. Ya lo éramos, pero ahora más», señaló el responsable municipal.

Por otra parte, muchos de los vecinos de Sacañet se trasladaron a localidades como València o Alcublas. «Por suerte, el fuego no ha tocado casi nada del casco urbano. Es un gran alivio para nosotros», explicó Marta una vecina de Sacañet, que tuvo que huir embarazada junto a su pareja.

El alcalde de Sacañet, Miguel Gámiz, aseguró que los más afectados de este incendio son el «entorno natural» y la «agricultura», al igual que las naves destinadas a la ganadería. El suministro de agua y luz funciona correctamente en este municipio, pero no hay cobertura, al menos, de momento.

Las dos carreteras que permanecían cortadas debido al incendio forestal fueron restablecidas ayer, según informó la Conselleria de Política Territorial. En concreto, fueron la CV-235 entre Viver, Teresa, Bejís, Sacañet y Alcublas, y la CV-245 entre Alcublas y Altura. Anteriormente se había normalizado ya el tráfico en la CV-236 entre la CV-235 y Bejís, y en la N-234 entre Masías del Cristo y Barracas.

Después de comer, Teresa ya estaba casi al completo. Los vecinos realizaron un pequeño encuentro en la calle Acequia, ante el portal de una casa datada de 1922. «Lo que más queríamos era volver a estar juntos, que la vida volviese a ser igual», explicó un vecino dentro del corrillo. «No sé vosotros, pero hoy me voy a emborrachar», aseguró otro desatando las risas de sus vecinos. Volvió la vida al Alto Palancia.