Los conflictos, la inseguridad, las instituciones débiles y el acceso limitado a la justicia continúan suponiendo una grave amenaza para el desarrollo sostenible.

Al menos, así lo asevera la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, a través del décimo sexto de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promueve sociedades justas, pacíficas e inclusivas

Para garantizar la prevalencia de la auspiciada alianza mundial, el último de los 17 preceptos estructurales de dichos objetivos se consolida como un agente posibilitador que vela por el cumplimiento de los 16 anteriores.

Trasladar los principios teóricos globales a acciones locales específicas y, de este modo, realizar una radiografía autonómica en las citadas materias centró el último encuentro organizado por Levante-EMV, con el patrocinio de Caixa Popular.

«La Administración ha sucumbido a la vorágine de la burocracia, lo que atañe a la ciudadanía se aparca en un cajón»

Una cita conducida por Silvia Tomás —directora de Relaciones Institucionales de Prensa Valenciana— que reunió a Julio Huerta, director de la Fundació Horta Sud, y Vicente Domingo, director del Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas), para quienes las alianzas son «inevitables y necesarias» ante los retos futuros.

Multilateralidad

Gobiernos, sociedad civil y empresas son, como se evidenció en la mesa de debate celebrada esta semana en las instalaciones de Levante TV, tres actores inexcusables para la transformación sostenible que deben, además, responder a la «llamada a la convergencia» de diferentes áreas del conocimiento.

Y es que, las alianzas en pos del bienestar común hallan cátedra en la Comunitat Valenciana, donde destacan diversas sinergias de éxito. Una de ellas es la propia experiencia del Cemas, que «capilariza valores», como defendió su director.

«No hay escapatoria individual, por lo que debemos cambiar nuestra cultura y adaptarla a valores como el cuidado de las personas, la colaboración o la cooperación. Pasar de lo ‘mío’ a lo ‘nuestro’»

Julio Huerta - Director de la Fundació Horta Sud

«Nuestra esencia mínima conecta con la creación de los ODS, hacer llegar valores que nos demuestran que la resiliencia es el camino», detalló Domingo. 

Otro ejemplo similar puede encontrarse en la Fundació Horta Sud —este año celebra su quincuagésimo aniversario—, que persigue el «fortalecimiento de la sociedad civil, que debe tener capacidad crítica y autónoma y, actualmente, ayudar a cumplir los ODS», afirmó Huerta, que defiende el movimiento asociativo como garante del crecimiento económico equitativo.

No obstante, en este «camino de las alianzas», también hay obstáculos. Pese a la «complejidad de la sociedad», el director de la Fundació Horta Sud apuntó a un «modelo cultural individualista y competitivo» como el principal factor de detrimento.

Julio Huerta, director de la Fundació Horta Sud. Fernando Bustamante

«Como no hay escapatoria individual, debemos cambiar nuestra cultura y adaptarla a valores como el cuidado de las personas, la colaboración o la cooperación».

Es decir, virar la perspectiva para pasar de lo «mío» a lo «nuestro». Un manifiesto también suscrito por Vicente Domingo, que puntualizó que la Administración —«regida por la eficacia y eficiencia»— ha sucumbido a la vorágine de la burocracia

«Las cuestiones que atañen a la ciudadanía quedan aparcadas en cajones durante meses», lamentó. En este sentido, Huertas matizó que «ellas solas —el ente público— no pueden asumir los objetivos de la Agenda Urbana, se están perdiendo la inteligencia colectiva».

Construir de forma conjunta traza, en este punto, la hoja de ruta. Pero, ¿cómo? Ambos ponentes no vacilaron en su respuesta: el camino es la cogestión y la codecisión

Alianzas justas

El principio rector de cualquier alianza es que sea, como se estableció en el encuentro, igualitaria. Así, acompasar las lógicas de los tres eslabones primarios de las alianzas  —gobiernos, sociedad civil y empresas, como se ha referido anteriormente— adquiere gran relevancia.

No hacerlo, subrayó el director del Cemas, implica una «pérdida de recursos, tiempo y energía» y crea, además, «situaciones injustas». 

Uno de los ámbitos en los que estas más se producen es en el campo de la sostenibilidad. A este respecto, y parafraseando a Schumacher en su obra Lo pequeño es hermoso, Vicente Domingo aludió a la «economía de la permanencia —basada en las personas—».

«La esencia mínima del Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas) conecta con la creación de los ODS, hacer llegar valores que nos demuestran que la resiliencia es el camino»

Vicente Domingo - Director del Cemas

«Como el cuidado medioambiental es tan preciado, muchas veces nos precipitamos», expresó, «trabajar sobre la vulnerabilidad de nuestros errores es lo que vale la pena».

Pese a ello, se mostró optimista y alabó lo que definió como «ciudadano proactivo», con inquietudes colectivas y de mejora. 

Por el contrario, Huerta evidenció ciertas reservas pues, en su opinión, la emergencia climática y los datos derivados de esta de casi la totalidad de indicadores conducen a un escenario en el que, quizá, «no haya segundas oportunidades»

Vicente Domingo, director del Cemas. Fernando Bustamante

Casos de éxito

El Departamento de Matemática Aplicada de la Universitat Politècnica de València (UPV) ya trabaja en algoritmos para medir el desperdicio alimentario y su ejemplo es solo la punta de un iceberg colaborativo que Domingo atribuye, en gran medida, a la Universidad y al municipalismo.

El proyecto «Horta Sud 2030», desarrollado por la Fundació Horta Sud, sitúa tres elementos en el centro de la acción.

En primer lugar, un observatorio —«lo que no se puede medir no se puede mejorar», apuntó Huerta— para el que ya se han establecido más de 40 indicadores que estudian, entre múltiples factores, metros de zona verde por habitante o perímetro de carriles bici en la comarca. 

El proyecto «Horta Sud 2030» establece tres ejes: observatorio, tablas de reconstrucción e informe de acuerdos

El segundo eje son las tablas de reconstrucción. «Una vez definidos los indicadores, todos los actores sociales debemos sentarnos y llegar a consensos y acuerdos», matizó el director, que puntualizó que la Administración debe estar representada tanto desde el ámbito municipal como provincial y autonómico.

«Las tablas no pueden concluir sin un listado de acciones a ejecutar después del diagnóstico», concluyó.

Por último, el tercer elemento hace alusión a un informe específico que deje constancia de dichos acuerdos, así como la comunicación efectiva a toda la ciudadanía.

«Las personas deben saber que es posible trabajar de forma conjunta y que, cuando esto sucede, se producen avances», insistió.

En este sentido, valoró positivamente la trayectoria del proyecto, iniciado hace tan solo un año