Cuando en 2013 Juanlu abrió la barbería «Los tres bigotes» apenas faltaban unos meses para que establecimientos como el suyo se pusieran de moda. Fue cuando empezaron a estilarse las barbas largas y brillantes y los peinados engominados. Cuenta Juanlu que aquella moda hipster ya pasó, como tantas otras, y que ahora los clientes que acuden a su local en la Gran Vía Fernando el Católico de València buscan mostrar un aspecto más natural y «tener que peinarse menos».

Dios salve a la reina y las barbas

También ‘Los tres bigotes’ ha ido adaptándose a los tiempos. Cuando Juanlu abrió el establecimiento lo decoró como una barbería más bien vintage que, como las barbas de sus clientes, con los años fue actualizando su imagen. Pero poco antes de la pandemia, Juanlu hizo un viaje a Londres que, de alguna forma, le voló la cabeza.

Dios salve a la reina y las barbas

Cuando regresó a València decidió cambiarle definitivamente el aspecto a su local, decorarlo de manera que, como sus peinados y afeitados personalizados –cada hombre tiene su barba», afirma– transmitiera ese aspecto de las cosas perdurables y genuinas, pero adaptadas a los tiempos que vio en Londres: los pubs del Soho, las casas de Chelsea, los árboles monumentales de Hyde Park o incluso los curiosos habitantes del Palacio de Buckingham.

Desde entonces, «Los tres bigotes» es un lugar particular y estéticamente british. Tanto es así que, cuando el pasado viernes se anunció la muerte de Isabel II, la reina de Inglaterra, el teléfono de Juanlu empezó a llenarse de mensajes de sus clientes que le avisaban del deceso y le mostraban sus condolencias. «Me decían: ‘¡Ostras, Juanlu! He visto lo de la reina y enseguida me he acordado de ti’. Me daban el pésame. Eso demuestra lo especial que es esta barbería».

Uno entiende enseguida la reacción de los clientes de «Los tres bigotes» ante el fallecimiento de Isabel II cuando observa su interior. Nada más entrar verá frente a él una silla de barbero y, sobre el espejo que hay situado delante, se encontrará con un retrato de «Su majestad la reina Isabel II» tomado allá por la década de los 60. A su lado, otro retrato del que fuera su marido, Felipe de Edimburgo. Y entre los dos, una foto más del matrimonio posando muy regiamente.

Frente a otra de las sillas de barbero, vemos otro retrato de la monarca británica con unos años más, decorado con un voluptuoso marco dorado. A su alrededor cuelgan hasta 13 platos conmemorativos de las distintas bodas de la Familia Real inglesa –la de Carlos y Lady Di; la de Guillermo y Kate; y la de Isabel y Felipe– y de los varios jubileos celebrados durante el reinado de su graciosísima, incluido el de 2022.

También veremos retratos de la reina pasando revista a su guardia o estampada en libras esterlinas. Todas estas imágenes, subraya Juanlu, son una muestra de por qué Isabel II representa para esta barbería «cómo mantener tu esencia, tu elegancia y tu historia sin dejar de ser actual».

En este, como lo define Juanlu, «pequeño museo» dedicado a la monarca y sus circunstancias, también encontramos otros elementos inconfundiblemente británicos como James Bond, Sherlock Holmes, el cricket o los pianos John Broadwood & Sons. Todo esto lo ha ido comprando el barbero poco a poco a través de internet y dejándose un dinero porque «son cosas de verdad, nada de falsificaciones».

Asegura Juanlu que a ninguno de sus clientes le molesta esta profusa iconografía británica. «Les hace gracia y hay quien se hace selfies delante del retrato de la reina», explica. Únicamente un habitual se ha quejado por tener que dejarse pasar la cuchilla por la garganta bajo la atenta mirada de la difunta. «Es un chico escocés. Siempre que viene le digo: ‘¿Qué, te gusta mi reina?’ Y siempre me contesta: ‘No’. Y aún así, no ha dejado de venir».

Cuando le preguntamos a Juanlu que sintió cuando se enteró de que «su reina» había fallecido, se limita a asegurar que le supo mal «porque e ha ido alguien importante. Me hubiera gustado que llegara a los 100». Pero a continuación reconoce que su «devoción» por Isabel II no pasa de la dimensión icónica.

Si le inquerimos sobre si alguna vez ha pensado en hacerle un hueco a la familia real española en las paredes de su barbería, vuelve a mostrarse diplomático. «No tengo problemas con ellos –afirma–, pero hay gente que le encantaría verlos aquí y a otros que no. En cambio, con Isabel no tengo ningún conflicto. Salvo con el escocés».

Mientras Juanlu responde a Levante-EMV, oímos a otro de los seis barberos de «Los tres bigotes» conversar con su cliente con un inconfundible acento argentino. ¿Y a usted qué le parece esto de trabajar rodeado de fotos de la reina de Inglaterra?, le preguntamos. «A mí –contesta mostrando media sonrisa–, lo que diga mi jefe».