La Universitat de València ha presentado las tres propuestas finalistas para la remodelación del campus de Tarongers, que se realizará en una especia total de 42.000 m2. La comunitat universitaria tiene ahora un mes para votar su proyecto favorito y el ganador servirá como base para la redacción de la obra que finalmente se lleve a cabo y que la Universitat espera poder empezar a final de este curso.
Levante-EMV resume las tres propuestas que se han presentado hoy y que la comunidad universitaria del campus (profesorado, estudiantes, personal e investigadores) pueden votar telemáticamente hasta el próximo 19 de octubre:
“Trencant en verd”
“Trencant en verd” propone pasar de un 5 % de espacio vegetal a un 70 %. Respeta el 100 % de los árboles actuales (un total de 403 ejemplares, de los que desplazaría 86); además, suma otros 76.
Así, esta propuesta incluye un “vaciado del pavimento”, con “extensas zonas verdes” , creando espacios para estar y alcorques con mayor entidad y variedad vegetal, como olivos, cerezos, algarrobos, moreras, cipreses, olmos o plataneros, entre otros árboles; y arbustos como el mirto.
La zona de gran actividad y paso en este proyecto es la situada “al norte de la parcela”, con un eje desde el sector de Derecho hasta el de Magisterio, “potenciando así la conexión entre ambas partes del campus”.
“El eje inferior entre los aularios de Derecho se configura como una gran zona de estancia, de menor paso de personas, en el que se abre y predomina la vegetación". Se conecta la plaza de la biblioteca con la zona del parque central -con unas grandes escaleras centrales y cambiando el ascensor de lado- "componiendo así el pulmón verde de la intervención”, se puede leer.
También incluye pérgolas, mesas y bancos al aire libre y en la plaza principal idea una grada, alrededor del cual se habilita el espacio para la realización de eventos.
“Obrint pas”
El espíritu de esta propuesta es la “apertura progresiva, continúa y eficiente de plataformas y espacios para la mejora de las condiciones de los elementos naturales del campus, ofreciendo de este modo un espacio más vive, habitable y resiliente”.
En “Obrint pas” se tiene en cuenta, también, que el espacio de la Universitat forma podría formar parte del anillo verde de la ciudad. Por eso propone “aumentar el índice de biodiversidad” y, entre otras cosas, plantar más arbolado.
Del mismo modo, opta por crear “nuevos ajardinamientos en todo todo el campus”, que ganarían “complejidad biológica y estructural y se diversifican: estratos arbóreo, arbustivo, herbáceo y lianoide, pequeños espejos de agua y praderas”, apunta el proyecto.
Asimismo, en este “nou campus” habría una plaza central y “una grande pérgola” en la nueva ágora, “como una de las aportaciones más destacadas”. Asimismo, los estudiantes y el personal de la UV contarían en las zonas exteriores con “mobiliario móvil (sillas y mesas) para la gestión y uso libre”.
Por último, “Obrint pas” hace una fuerte apuesta por la sostenibilidad y además de la instalación de placas fotovoltaicas también asegura el reciclaje de los adoquines del suelo, que se usarían y transformarían para el nuevo pavimento, que sería formado en un 80 % por estos restos triturados, más tierras.
“Hèspera”
Este proyecto prevé la creación de “jardines en pasillo”, desde la zona de la Biblioteca Gregori Maians hasta los edificios de nueva construcción, pasando la avenida Ramon Llull y llegando a la zona de Magisterio. Es decir, entre los aularios centrales.
En concreto, apuesta por xerojardines, de alto valor ornamental, y plantas de mucha flor, con especies que se adaptan a “las condiciones climatológicas y hídricas de la zona mediterránea”, por eso no predomina el césped. Entre otros destacan las magnolias, el romero o el clavel.
Incluye pérgolas perimetrales, un espacio con agua y hasta tres tipos diferentes de pavimento entre los pequeños jardines que llenarán todo el campus.
En este caso también aparece un ágora en la zona más amplia, delante de la biblioteca, pero es “escalonada”, con 0,9 metros de profundidad y, por tanto, una gradería. Hasta ahí llegaría una de las zonas ajardinadas, que se convertiría en un prado y haría de nexo entre el asfaltado y los espacios verdes.
