La francoestadounidense Caroline Simonds, una payasa de hospital pionera, actuaba en la calle en los años 80. Cuenta a Levante-EMV que su padre le decía "ya te vas a divertirte" y que ella le contestaba, ya entonces, que ella iba a trabajar. Poco después se adentró por primera vez con su nariz roja en un centro hospitalario, en el complicado Bronx neoyorquino, entre diagnósticos terribles de niños con sida y adolescentes con disparos de balas.

Cuando decidió emigrar a Francia, cambió por completo la historia de una profesión sin la cual hoy no se imaginarían las unidades pediátricas. Simonds fundó en 1991 Le Rir Médecin, la primera asociación de payasos de hospital de Europa. La terapia de humor había llegado para quedarse. Desde este jueves y hasta el sábado, Simonds estará en las V Jornadas Nacionales de Payasos y Payasas de Hospital de España, que se celebran en València, para transmitir los conocimientos de 32 años de experiencia.

El encuentro que acoge el Complex Esportiu-Cultural Petxina, donde Simonds presenta su espectáculo "Mi camino de Clownpostela" y da una clase magistral este sábado, reúne a las principales asociaciones de artistas payasos especializados en la atención hospitalaria. Según el fundador de la valenciana Payasospital, Sergio Claramunt, organizador del evento, tratarán de reivindicar la labor terapéutica de estos artistas. "Yo estoy orgullosa de que ahora es un oficio, de que es valorado, que no solamente vamos con grandes zapatos, una nariz y pegatinas", asevera Simonds.

Caroline Simonds, fundadora de Le Rir Médecin, primera asociación de payasos de hospital de Europa. Fernando Bustamante

"La profesión ha evolucionado mucho desde los años 80, y la vida de la gente también. Los menores enfermos ya no son los pobrecitos niños calvos, son niños capaces de sonreír y divertirse en el hospital gracias a la integración de los payasos en los equipos sanitarios", indica la pionera, quien en 2021 fue nombrada oficial de la Orden Nacional del Mérito de Francia.

"Yo estoy orgullosa de que ahora es un oficio, de que es valorado, que no solamente vamos con grandes zapatos y pegatinas"

Simonds pone como ejemplo el apoyo del personal sanitario: "hemos llegado a un intercambio enorme, los payasos de hospital se han convertido en un proyecto de curación y no solo una actividad divertida paralela. Hace 30 años conocimos a jóvenes médicos internos que ahora son jefes de servicio y ellos han tenido siempre a los payasos en su carrera".

Servicios esenciales

Para Simonds, considerada una eminencia del sector, esos 'médicos' maquillados y con nariz roja son "esenciales" en los servicios médicos. En los últimos tiempos, además, la profesión ha comenzado a tratar programas nuevos que se debatirán en las jornadas de este fin de semana en València, como las terapias con payasos a niños maltratados y víctimas de violaciones. A las diferentes charlas está previsto que asistan 250 payasos y payasas de hospital, que proceden de veinte asociaciones. Hasta 15 comunidades autónomas y 102 hospitales españoles están representados en la cita valenciana.

Con motivo del encuentro, las asociaciones del país han presentado su primer balance de actividad anual. Según el documento, en el último año han atendido con su terapia de humor a 170.648 pacientes, la mayoría menores ingresados.

Los payasos españoles han atendido el último año a 170.648 pacientes, la mayoría menores

"Los tratamientos del dolor llegaron en el mismo momento que los payasos, ha mejorado enormemente la conciencia de la calidad de vida de un niño de hospital. Yo no sé si hemos influenciado en el color de las paredes, pero antes eran color amarillo caca y verde caca. Ahora hay bonitos dibujos y colores vivos", comenta entre risas.

Del Bronx a València

A finales de los 80, en el Bronx, todo era muy diferente. El contexto social de los niños era dramático. "Comencé a comprender la muerte, a leer sobre ella y sobre el cáncer. Comencé a autoeducarme para pensar cómo debía actuar. Había muchos niños con sida, con sus padres muertos, y teníamos adolescentes que habían recibido disparos", recuerda. Aquello la forjó.

"La muerte de un niño era algo nuevo par mí, insoportable, pero un día un compañero payaso me dijo señalando al niño ante el que actuábamos 'he visto cómo le crecían las alas'. Esa metáfora me tocó. Otra vez, cogí a un niño con cardiopatía en brazos y a los 20 minutos se murió. Supe que tenía que formarme", explica. Esa formación es la que ha impulsado durante todos estos años en Le Rire Médecin, algo que los españoles tratan de adaptar para tener cada vez profesionales más preparados.