Con un punto de decepción porque se esperaba una presencia más masiva. De hecho, la organización no negaba su sorpresa: "hay compañeros que han preferido hacer una salida que venir a reivindicar su seguridad". Era domingo de salidas moteras y por eso fueron menos de lo esperado, cerca de doscientos, los moteros que acudieron a la más que justificada llamada promovida por la Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas: una manifestación simultánea en varias ciudades del país. Porque pasan los años, cuando no las décadas, y siguen los debates enquistados, como el de la protección de los motoristas contra las trampas mortales de la carretera: tanto guardarrailes como el propio estado de conservación de carreteras, especialmente las secundarias. Y es que los datos que acompañan a la reivindicación hablan de 108 motoristas fallecidos durante de junio a agosto, más 23 en lo que se lleva de septiembre y contabilizan doce de ellos como causados por heridas directas del guardarrail.

Pero hay nuevos debates en los que las dos ruedas quieren entrar. Tal como apuntaba el coordinador del evento, Rubén Hernandis, "en un debate sobre la sostenibilidad del transporte, la moto merece ser reconocida como un vehículo eficiente en la movilidad y reclamamos que se le de un tratamiento acorde".

Los motoristas se concentraron en el aparcamiento del cementerio para pasear lentamente por calles de la ciudad hasta el aparcamiento de Mestalla. Vehículos de toda cilindrada, pero predominando las grandes, montados por aquellos que es habitual ver transitando por las carreteras buscando su particular libertad, transitaron en orden, escoltados por la Policía Local. Mostrando su particular hartazgo con artillería pesada, porque no sólo exigían carreteras en buen estado, sino "sanciones para los funcionarios y responsables del mal estado de las mismas, perseguir como delito no restituir la seguridad de la vía cuando hay obligación y dotar a los servicios de seguridad de material para investigar eficazmente los siniestros". Dicho de otra manera, poner el ojo el mal estado de las carreteras.