Al hablar con Tais Mitjanas una percibe la rabia y el dolor en la voz. No es para menos. Esta mujer de Barcelona, y toda su familia, ha tenido que pasar por un trance que nadie quisiera para sí: su padre, Narciso, de 72 años, murió el pasado domingo 18 de septiembre en el Hospital de Manises después de sufrir "maltrato, humillación y tras pasar un dolor innecesario" por el cáncer de pulmón que padecía y que tardaron cuatro meses en diagnosticar, explica.

Toda la familia paterna de Tais reside en València. El pasado mes de junio Narciso comenzó a encontrarse mal, se ahogaba y había perdido el apetito. Por eso visitaron las urgencias del Hospital de Manises. El primer diagnóstico: gases. "Así que le recetaron buscapina y lo mandaron a casa". En agosto, como el hombre seguía sin mejorar volvieron a Manises y, de nuevo, alegaron que eran gases, aunque en este caso también le diagnosticaron broncoespasmo. Ahora, además de la buscapina le mandaron un broncodilatador.

Cuando en este mes de septiembre Narciso seguía ahogándose, se negó a ir a su hospital de referencia y pidió que lo llevaran al Doctor Peset donde por fin acertaron con lo que ocurría: cáncer de pulmón con metástasis en huesos y ganglios. "Lo fuerte es que en Manises le hicieron una radiografía en una de las ocasiones en las que lo acompañé y no sé si es que no la miraron porque erraron el diagnóstico".

"Había una auxiliar a la que mi padre tenía miedo"

Narciso tuvo que ingresar en este centro hospitalario de l'Horta porque era el suyo de referencia. Y ahí es donde empezó el calvario. Porque al drama de estar ingresado por una enfermedad en estado terminal se sumaba el "maltrato" infligido por los trabajadores del hospital, según la denuncia de su hija. Tal como cuenta Tais, la delicadeza brillaba por su ausencia: "entraban por la noche encendiendo la luz de golpe asustando a mi padre, en concreto había una auxiliar a la que mi padre le tenía miedo porque cada vez que la veía, pegaba un bote". Y es que no solo se refiere del respeto en el trato, sino que los comentarios crueles también hacían acto de presencia: "En una ocasión, cuando entraron a cambiarle el pañal una de ellas dijo 'pensaba que me iba a librar' mostrando su desagrado al cambiarlo".

En 10 días de ingreso, solo hubo un auxiliar que se acercó a él de forma cariñosa y le dijo: "Siso, no te asustes, voy a moverte y a cambiarte el pañal". Me emocioné tanto que se lo agradecí

En total, Narciso estuvo ingreso 10 días. Durante ese tiempo Tais se quedó varias jornadas durmiendo con él. Sin embargo tuvo que volver a Barcelona para trabajar. "Fíjate cómo lo vi que contraté a una mujer para que estuviera con él todo el día porque si lo trataban de ese modo estando yo delante, no quería imaginarme cómo sería sin haber nadie", narra Tais a este periódico.

Cuando ella volvió el fin de semana para estar de nuevo con su padre, vio que Narciso estaba ya muy grave y que sufría muchos dolores. Preguntó si le habían puesto morfina, pero la respuesta fue negativa. Pidió que fuera el médico de guardia para que le inyectara una sedación. "Es que los fines de semana no hay médico. Solo para urgencias", le dijeron. Pero ella, que ya había estado hablando con conocidos de la situación, exigió que le visitara un doctor.

"En 10 días de ingreso, solo hubo un auxiliar (la noche del 17 de septiembre) que se acercó a él de forma cariñosa y le dijo: "Siso, no te asustes, voy a moverte y a cambiarte el pañal". Me emocioné tanto que se lo agradecí", explica la mujer en su perfil de redes sociales.

"Las últimas 24 horas las pasó agonizando porque no le visitó un médico al que pedirle que lo sedaran". Finalmente logró que un médico atendiera a su padre y diera su visto bueno para que Narciso pudiera descansar sin dolor.

Finalmente, cuando el hombre falleció, Tais quiso abrazar a su padre. En un primer momento una enfermera le dijo que no lo tocara porque llevaba un electro. Pero después, al quedar claro que este vecino de València había muerto, de nuevo esta sanitaria le negó el último beso: "es por protocolo. Además cada día muere gente en este hospital". "Sí, pero no son mi padre", le respondió Tais quien no le hizo caso y pudo despedirse de su progenitor. "Le di un abrazo y le besé. Acto seguido me dijo ¡fuera!", cuenta desolada la mujer.

Al salir nadie les dio el pésame, nadie les dijo nada. "Y nos fuimos como volvimos, pero sin mi padre".

Pero esto no va quedar así. Cuando Levante-EMV habló con ella, Tais acababa de volver a Barcelona pero ya había contactado con una abogada, "que es de la familia", para tomar medidas. "Por supuesto que voy a denunciar al hospital" . Por el momento ya se ha interpuesto una reclamación al centro de Manises, con fecha de 27 de septiembre a la que Levante-EMV ha tenido acceso y "mañana tengo cita con mi abogada".

Tais muestra la reclamación presentada al Hospital de Manises

Tais muestra la reclamación presentada al Hospital de Manises Cedida por la familia

"Mi padre murió sintiéndose maltratado, humillado, con dolor innecesario y muy mal acompañado por parte vuestra. La familia sufrió por vuestro trato inhumano a un ser querido. La falta de diagnóstico es de denuncia. Qué pena que se trate así a los enfermos", empieza su historia Tais.

Pues sí, nadie debería pasar por esto.

"Lamentamos y comprendemos la situación"

Este periódico se ha puesto en contacto con el Hospital de Manises y desde este centro médico "lamentan y comprenden" la pérdida vivida por la familia. En este caso desde la clínica comentan que van a repasar los protocolos asistenciales para "asegurar la calidad en la atención".

Desde la Conselleria de Sanitat explican que se ha solicitado "toda la información relativa a la asistencia que siguió esta persona, además de contactar con su familia para trasladarle nuestro interés por el caso y las condolencias por el fallecimiento".