Los delitos de odio por LGTBIfobia se han multiplicado por tres desde antes de la pandemia. Mientras que en 2019 se registraron 16 agresiones a personas del colectivo LGBTI, en 2021 fueron 51 incidentes de este tipo, según el Informe sobre la evolución de los delitos de odio, publicado este martes por el Ministerio del Interior.

Uno de cada cuatro hechos investigados por la Policía Nacional están relacionados con la orientación sexual o identidad de género, así que se trata de la categoría más común de este tipo de delitos. La otra gran causa desde que Interior publica estos informes (2013) es el racismo y la xenofobia, con 51 hechos investigados. Pese a se runa de las tipologías más comunes, esta se ha mantenido más o menos estable con el tiempo.

La gran mayoría de delitos de odio contra el colectivo LGTBI se concentran en la provincia de València, con 29 casos. Le sigue Alicante con 19 hechos denunciados y después Castelló con 4 en todo el año 2021. De igual manera se ordenan las estadísticas de racismo y xenofobia.

El año 2020 en toda la Comunitat Valenciana se denunciaron 20 delitos de odio por lgtbifobia, y en 2021 superan los 50. Fiscalía de delitos de odio de València estima que tan solo una de cada diez agresiones de este tipo acaban por denunciarse a la policía. En toda España los delitos de odio contra el colectivo LGTBI también han crecido un 70 %.

Llama la atención el aumento de denuncias de delitos de odio contra personas de edad. El año 2020 no se registró ninguno y en el año 2021 se han comunicado 23 hechos delictivos por discriminación contra las personas mayores. El antigitanismo, incluido recientemente en las estadísticas, no ha registrado tampoco ningún delito de odio que se haya denunciado.

"Frente al odio, denuncia"

Antonello Ronga, educador social de Lambda, opina que "los delitos de odio están en la línea de la realidad que estamos viviendo". En su opinión, existe un intento de retroceso de derechos para el colectivo relacionado con el auge de la ultraderecha, y remarca que "hay que tener en cuenta que son delitos registrados por las fuerzas y cuerpos de seguridad, es decir, los que han llegado a oídos de la policía, no son la totalidad de los casos, ni muchísimo menos", destaca.

Pero no todo son los golpes, de hecho Ronga recuerda que el odio está creciendo mucho en esferas como la de las redes sociales. Según un propio informe de Lambda los delitos de odio, amenazas e insultos contra el colectivo, sobre todo en Twitter, han crecido un 87,5 %.

Por otro lado considera que esto tiene "una variante positiva", que es el hecho de que más personas se estén atreviendo a denunciar estas situaciones. Y en esto incide mucho: "frente al odio, denuncia". "La gente piensa que denunciar un delito de odio es muy costoso, pero todo lo contrario, hay muchísimas asociaciones que dan a la gente servicio jurídico gratis y facilitan muchísimo poner la denuncia", cuenta. Algunas de ellas son la propia Lambda, el servicio Orienta de la Generalitat y la Fiscalía de Delitos de Odio situada en la Ciudad de la Justicia.

¿Por qué es tan importante denunciar? Para Ronga, toda denuncia tiene dos vertientes; la viabilidad legal y el impacto social. "Una persona puede denunciar que varias personas le hostigaron al grito de 'maricón' por la calle. Si no saben quienes son ni hay forma de identificarlos seguramente no llegue a nada. Pero es fundamental que denuncie por el impacto social que tiene eso. Es un +1 en las estadísticas, y tiene un impacto social y en el colectivo positivo", explica. "Denunciar hace estas situaciones visibles".

Para Ronga también es importante acudir a una asociación o agrupación para sentirse arropado. "Entendemos que da miedo denunciar si estás solo o sola, pero cuando ves que hay gente que te apoya, que tienes una red alrededor, no tanto", cuenta.

Para el educador social existe un recrudecimiento del odio por parte de la extrema derecha, y explica que "en tiempos de dificultades económicas y políticas el odio al diferente se alimenta, porque no hay nada que una más y que venda más que un enemigo común", asegura.

Es especialmente delicado el caso de las personas trans , ya que, según Ronga "para alguien CIS es mucho más fácil 'esconder' su identidad en una situación de peligro. Pueden camuflarse. Pero las personas trans son mucho más visibles y en este tipo de situaciones suelen acabar peor paradas porque se les identifica más fácilmente", asegura.