La diputada de Compromís en las Corts, Mònica Àlvaro, ha presentado una Proposición no de Ley para instar al Gobierno central y a las instituciones europeas a hacer efectivo el acuerdo que tomó el Parlamento Europeo en 2019 para acabar con los cambios de horario, como el previsto para final de este mes.

Álvaro ha querido recordar que los acuerdos en las instituciones europeas y estatales para eliminar los avances y retrasos de una hora que se realizan dos veces al año no se están cumpliendo. “La Comisión Europea presentó una propuesta para dejar de realizar estos cambios en el verano de 2018. En un primer momento se acordó que en marzo de ese año se llevaría a cabo el último cambio de hora, pero el Parlamento Europeo decidió retrasar la decisión hasta el año 2021", ha apuntado.

Según Àlvaro, la idea era "dar tiempo a los estados miembros a decidir en qué horario querían quedarse" si bien "esta decisión debeía comunicarse como fecha límite en el mes de abril del año 2020. Con la llegada de la pandemia muchos asuntos pendientes se quedaron relegados por la urgencia de la crisis sanitaria, social y económica que se vivió en todo el mundo”.

En las Corts Valencianes se ha celebrado una "Comisión especial de estudio sobre los usos del tiempo para impulsar políticas concretas de racionalización de los horarios". Los trabajos que se realizaron en el seno de esta comisión pusieron de manifiesto las problemáticas que se producen en el Estado a consecuencia del uso horario en el que nos encontramos, los cambios de horario y la cultura de usos del tiempo que se deriva de esto.

Pensada para la economía

Según la parlamentaria de Compromís “los cambios de hora se pusieron en marcha durante la primera crisis del petróleo cuando algunos gobiernos occidentales decidieron avanzar el inicio del día en los meses de mayor luz para reducir el consumo de electricidad". Ahora bien, matiza que esta medida "estaba pensada en términos económicos pero no tanto en términos humanos y que hoy por hoy nadie puede asegurar si existe o no ahorro energético con esta medida. El cambio de hora que hacemos dos veces al año afecta a la salud y la vida cotidiana de la gente".

"Las personas adultas tardan una media de tres días en adaptarse, y todavía sufren más este jet lag la gente mayor y las criaturas ya que son más sensibles a este tipo de cambios. Entre los efectos adversos relacionados se encuentran problemas de insomnio, bloqueo de la melatonina, cambios en el bioritmo o incremento de accidentes" ha enumerado. Como ejemplo, ha citado varios estudios que "muestran cómo la tasa de accidentes se incrementa un 30% en la semana después del cambio de hora".

Para Compromis, además, es necesario actualizar los estudios económicos en relación con el posible ahorro energético del cambio de hora, que se han quedado desfasados teniendo en cuenta la actual situación de crisis energética y las medidas de ahorro que se están aplicando.

“La concienciación social sobre la necesidad de una nueva cultura del tiempo es una realidad que llevó a las instituciones políticas a aprobar la eliminación de los cambios de hora, creemos que es el momento de aplicar los acuerdos adoptados y que se hagan efectivos lo más rápido posible”, ha concluido Álvaro.