Los 1.400 jóvenes que han pasado este viernes por la mañana en el Palacio de Congresos de València tienen motivos para reflexionar este fin de semana. Sobre la vida, sobre las cosas que de verdad importan y las que no. Sobre elegir entre sufrir por temas cotidianos, frívolos o superficiales o relativizarlos. El palacio se llenó hasta la platea para asistir al siempre emotivo acto de la Fundación ‘Lo que de verdad importa’, el congreso para jóvenes en que las historias de superación y de emprendeduría cambian la percepción de las cosas. Los protagonistas del ‘roadshow’ a su paso por València fueron Guillermo Martínez Gauna-Vivas, Lola Fernández Ochoa y Albert Espinosa, con historias que llegaron hasta el corazón de los presentes.  

Los valores de la superación, el esfuerzo, la solidaridad, la alegría y el amor hicieron reflexionar ayer a los más de tres mil chavales de diferentes colegios de la Comunitat Valenciana que asistieron a la sesión. Fue el caso de Albert Espinosa, el escritor y cineasta, que cerró la sesión con la increíble historia de su vida, la de aquel niño que sufrió un cáncer entre los 14 y los 24 años. Espinosa, que estudió Ingeniería Industrial, perdió una pierna, un pulmón y parte del hígado durante los cinco cánceres que sufrió en aquellos diez años. Veinticuatro años después, en su segunda vida, el productor que triunfó con la serie Pulseras rojas y Cuarta planta aún se emociona. Lloró ayer, durante su intervención, cuando recordó a su último amigo fallecido, un joven de 18 años del que se ha despedido esta misma semana por culpa de un cáncer.

«Mi madre terapeútica fue una mujer valenciana de 93 años que estaba en el hospital en el que pasé tanto tiempo. Me enseñó a ver que las pérdidas son ganancias. Que hay que aprender a perder cosas, porque todos las vamos a perder, y que cada día de la vida es diferente», dijo durante su charla. Espinosa es el único superviviente de los 17 niños que estaban ingresados en aquel hospital barcelonés durante unos años. «Los otros 16 murieron, porque las posibilidades de vivir por esa enfermedad (osteosarcoma) entonces eran muy bajas. Pero dividí sus vidas y apunté sus deseos. Sólo me quedan 7 por cumplir», añadió, antes de mostrar su pierna ortopédica al público y transmitir el mensaje de lo que es verdaderamente importante en la vida. Un chute enorme de esperanza, optimismo, alegría y superación. 

Mi gran pierda de la mochila que llevo es mi hermana Blanca, mi luz"

Antes, Lola Fernández Ochoa se había presentado en el escenario con una mochila llena de piedras. «Esta es mi mochila», dijo, antes de explicar qué piedra era cada una: su vida deportiva, su hija Carol -que sufre problemas neurológicos-, su hermano Paco y su hermana Blanca, ambos fallecidos, entre otras. «Mi gran piedra es la de mi hermana Blanca», dijo emocionada sobre la primera mujer española en colgarse una medalla olímpica, fallecida en 2019 en la sierra de Cercedilla. 

La también exesquiadora valora en su vida, por encima de todo, a su familia. «Yo estoy aquí por mi clan, mi tribu. Siempre hemos estado muy unidos -los 8 hermanos-. Paco, el mayor, era como mi padre, nuestro director de prensa, el que marcaba las pautas», dijo sobre su hermano, fallecido en 2006 de cáncer linfático en 2006. «Yo he enseñado mi mochila con una sonrisa, pero pesa», dijo. 

El congreso había sido estrenado en València por Guillermo Martínez, que con 22 años diseñó en su habitación la primera prótesis impresa en 3D para personas que no tienen codo . Hoy, con 27, dirige una organización que fabrica y reparte estas piezas gratuitamente en más de 55 países.