La Universitat de València (UV), igual que el resto de instituciones -como la Politècnica o la Universidad de Alicante-, también se ha puesto las pilas en materia de ahorro energético, una cuestión en la que ya llevan trabajando desde hace cursos en la que ahora ahondan, debido a los disparados costes energéticos a consecuencia de la guerra de Ucrania.

La UV no va a recortar en calefacción en sus campus ni va a reducir el horario de servicios como las bibliotecas, pero sí tiene en marcha un un plan de actuación sobre eficiencia energética que se basa en la concienciación de la comunidad universitaria para reducir el consumo; el incremento del volumen de paneles de autoconsumo eléctrico; y el aumento de la política de cambio de luminarias por sistemas led.

La Universitat calcula que este 2022 el coste del suministro eléctrico que debe pagar se ha duplicado con respecto al año pasado, pasando de los 10 millones de 2021 a los más de 20 que estima actualmente. Asimismo, esto supone que desde 2019 el gasto se ha ‘prácticamente triplicado’, afirma a Levante-EMV. Con el plan, pretenden ahorrar un millón de euros.

Según detallan, el suministro eléctrico se ha negociado en un contrato conjunto con otras tres universidades públicas valencianas (Alicante, Miguel Hernández y UJI) con el fin de obtener mejores precios; no obstante, las universidades viven con preocupación el aumento de este gasto, cuando ya tienen las cuentas muy ajustadas, a la espera del plan de financiación plurianual que prepara el Consell y que esperan que les dé un respiro a varios años vista.

Cabe tener en cuenta que al consumo eléctrico habitual (por ejemplo, climatización e iluminación), las universidades también tienen características que encarecen su factura energética. Por ejemplo, hay ciertas instalaciones que requieren de condiciones ambientales específicas (climatización y humedad relativa) durante las 24 horas o sistemas de seguridad.

En la UV, es el caso de la conservación de fondos históricos (como la biblioteca de la Nau); o zonas de investigación (animalarios, invernaderos, conservación de muestras de investigación o bancos de semillas y cultivos). Además, los ‘supercomputadores’ que tiene la Universitat y el Observatorio Astronómico también requieren un alto consumo energético.