No ha sido el primer 9 d'Octubre pospandémico, pero sí que se ha sentido así: la vuelta a la absoluta normalidad ha sido más que patente a lo largo de toda la mañana en la capital, epicentro de los actos festivos por el día de la Comunitat Valenciana. En una jornada sin lluvias y con temperaturas agradables.

Familias con niños y niñas y los más mayores han abarrotado el centro de la ciudad, fuertemente custodiado por la Policía Nacional y la Policía Local para evitar cualquier percance a lo largo de la jornada.

La Plaza del Ayuntamiento y la Plaza de la Reina, hoy peatonales por primera vez, no daban a basto: las puertas de la Catedral aglutinaban a buena parte de los visitantes alrededor de las 11 de la mañana, cuando la Senyera de Lo Rat Penat llegaba acompañada de los partidos de derechas para ofrecerla al Cardenal Cañizares. Allí, entre los asistentes y los valencianos que conocen los actos, había un buen número de turistas y curiosos que asistían atónitos a la liturgia, al margen de la entrega de premios y distinciones que se entregaba en el Palau de la Generalitat.

Entre ellos, la irlandesa Samantha Cahill que, aunque es residente en València, nunca había presenciado los actos eclesiásticos y ha reconocido que ha sido "muy emocionante" asistir al Te Deum en la Catedral, con el órgano y el coro llenando el espacio. Aún así, Cahill reconoce que su parte favorita es la mascletà de la Plaza del Ayuntamiento y el ambiente general que se siente en las calles.

Procesión cívica por la calle La Paz Fernando Bustamante

No así el ambiente en la procesión cívica, siempre polémico y convulso por la batalla de aplausos a favor y en contra del partido político o asociación que desfila por la calle San Vicente. Hasta tres filas de personas se agolpaban en las vallas del recorrido, desde la Plaza del Ayuntamiento, a través de la calle San Vicente y La Paz y hasta el Parterre, para homenajear a Jaume I y pasear la Reial Senyera para enseñarla a los valencianos. Entre insultos y vítores, cuatro vecinos de València, Rosa, Pepe, María José y Vicente atendían el pasacalle reconociendo que vienen cada año, "desde siempre": Se quedan todo el día en el centro y reconocen que este año "hemos visto a más gente que en otras ocasiones".

No faltaba gente tampoco en otro de los enclaves fundamentales en el 9 d'Octubre. El Horno San Vicente, en la calle que lleva su nombre, rebosa cada año entre cafés, comidas para llevar y sobre todo la 'mocadorà' tradicional por Sant Dionís. Allí, los responsables también ratificaban que se sentía muchísima más gente que en los últimos años, frenados por la pandemia, y lo corroboraba la extensa cola dentro del establecimiento para comprar los dulces típicos. "Por ahora, la venta está siendo la misma que otros años, pero hay muchísima más gente", reconocía el responsable.

Parte de esa afluencia de personas puede deberse a la gratuidad del transporte público para menores de 30 años anunciado por el Gobierno de Ximo Puig para metro y autobús que dependa de la Generalitat. Solo 5.000 personas han podido sacárselo desde el jueves debido al colapso que sufrió la página web, pero se calcula que más de un millón de jóvenes lo habían solicitado sin éxito. Es el caso de Milagros (21 años) y Álex (23 años) que no han podido ejecutar su pase: lo intentaron y no lo han logrado. Álex lo ha intentado con el metro, y nada, y espera poder también acceder al bono de Cercanías, ya que vive en València pero es de l'Alcúdia. "Esperaré a que se vuelva a habilitar el portal o me iré a alguna estación a pedirlo, lo han dicho con muy poca antelación y nos hemos quedado sin él", reconoce Álex.

En el caso de Milagros, que es de València pero reside en Castelló, le interesan los dos pases, pero no ha obtenido ninguno: "Cuando entré, la primera cita que me daban era en noviembre, y la gratuidad se acaba en diciembre", lamenta.