Integración, humildad y valencianía
De Enrique Benavent señalan su capacidad para integrar, el talante conciliador y su vertiente divulgadora

Enrique Benavent, en una romería en Castellón. / v. gutiérrez/avan

Un buen pastor, amado y valorado por presbíteros, religiosas y laicos. Así definen a Enrique Benavent Vidal los que han seguido su trayectoria de casi una década al frente del obispado de Tortosa. En su presentación ayer a la diócesis de Valencia, en una carta escrita en casi un 70 % en valenciano, rescataba los mismos objetivos que cuando marchó a tierras catalanas. Entonces, como ahora, ya tomaba como referencia la primera carta a los Corintios para apoyar su mandato en la caridad y la verdad. «No voy como amo, ni como déspota, sino como pastor y servidor», volvía a remarcar en boca del canónigo general, Vicente Fontestad.
Es Benavent un hombre de talante conciliador, aseguran los que esperaban su nombramiento desde que su nombre empezó a circular en las quinielas. Especialmente por parte de un sector de la Iglesia valenciana que hace años reclama un mayor aperturismo y un paso al frente de la Seu con asignaturas pendientes como el uso de la lengua valenciana.
En ese sentido no hay más que rescatar una entrevista que concedió Benavent a TV3 en 2013, cuando aterrizó en Tortosa, y que no dejaba lugar a la duda. «La Iglesia ha de compartir las inquietudes de los pueblos y si yo voy a un lugar que tiene una cultura, una lengua propia, yo debo amar esa cultura, he de hacer mía esa lengua y debo integrarme plenamente en el lugar donde he sido enviado», señalaba Benavent.
Artículos en "Mediterráneo"
Consciente del papel divulgador de los medios de comunicación, el nuevo arzobispo de Valencia escribe los fines de semana en Mediterráneo de Castellón, periódico que imprime el Grupo Prensa Ibérica. El domingo pasado, sin ir más lejos, loaba en su artículo la figura de Juan Pablo I, del que destacaba su «humildad» y su «autenticidad». «Con un lenguaje sencillo exhortaba a mirar con ojos de bondad el mundo», recogía refiriéndose al pontífice.
Escritos en un perfecto valenciano normativo, las columnas del prelado no rehúyen ningún tema. Desde la ecología, al trato que debe darse a las personas mayores o a los migrantes y refugiados. E invita a los cristianos «a no dejarse llevar por prejuicios negativos todavía muy extendidos». Su presencia, según Benavent, «es enriquecedora», haciendo suyas las palabras del papa Francisco sobre la importancia de luchar «para que sean tratados con justicia, respetados sus derechos y tengan las prestaciones sociales que nosotros hemos conseguido».
En uno de sus últimos escritos abordaba la libertad de conciencia de los sanitarios. Hablaba de derecho moral y recordaba al Estado que si ha de proteger la libertad religiosa, también debería reconocer la objeción de conciencia. Y no rechaza el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías con fines evangelizadores.
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