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La extrema derecha, entre el efecto Meloni y el caso Olona

La guerra interna en Vox puede anular el impulso del triunfo ultra en Italia, pero su fiel electorado y los efectos de la crisis juegan a su favor

Abascal, Meloni y Olona, durante el acto de cierre de campaña de Vox en Andalucía. | NOMBRE FEQWIEOTÓGRAFO

La extrema derecha española vive tiempos confusos, también en la Comunitat Valenciana. Mientras sus colegas europeos están afianzando cada vez más sus posiciones parlamentarias, Vox se ha sumido en una guerra interna que podría limitar el llamado ‘efecto Meloni’ generado tras la victoria ultra en Italia de cara al decisivo año electoral. De momento las encuestas apuntan a un cierto estancamiento del partido de Santiago Abascal, también en territorio valenciano, que los expertos vinculan con su falta de estructura y liderazgos territoriales, si bien coinciden en señalar que la bolsa de fieles votantes que se han labrado estos años les concede cierto margen de error y que la crisis económica y energética en ciernes puede jugar a favor de sus discursos radicales y en contra del poder establecido.

La doctora en Ciencias Políticas y experta en movimientos de ultraderecha Anna López entiende que la victoria de la coalición liderada por Giorgia Meloni supondrá un «empuje electoral a las fuerzas de extrema derecha de todo el continente europeo como mínimo, incluida la española» y defiende que la principal lección de lo ocurrido en Italia es que deja «absolutamente claro» que «ya no podemos hablar de moda pasajera o de ola», sino que es una corriente «normalizada e institucionalizada» en la UE.

También en España, añade López, que vincula esta consolidación ultra en torno al 15 % de los votos con la actitud de las fuerzas conservadoras, que han «asumido parte de sus postulados» en los últimos años, una estrategia que considera «totalmente fallida» porque beneficia «al original y no a la copia».

Más allá de la derecha

Miquel Ramos, periodista especializado en la extrema derecha, tampoco duda en situar a los partidos conservadores como «responsables del crecimiento» de Vox y del resto de formaciones ultra en Europa, pero va más allá. Apunta a «una parte de la socialdemocracia» como colaboradora necesaria de ese auge: «Lo han visto con buenos ojos porque fragmenta el voto en la derecha y además permite agitar el fantasma del ascenso ultra con interés electoral» para movilizar a una parte del electorado, explica.

Pero ese viento de cola que genera Meloni desde Italia podría quedar sin efecto si la guerra interna en Vox termina por estallar. López cree que la salida de Macarena Olona del partido ultra abre una crisis sin precedentes en la formación de Santiago Abascal ya que puede desatar «nuevas luchas por las cuotas de poder», especialmente a las puertas de la presentación de candidatos para las elecciones autonómicas y municipales.

Ramos, por su parte, pide tiempo para poder hacer un análisis del potencial daño que puede causar Olona a Vox. «Hay que esperar a su contraprogramación para calcular el impacto, porque de momento [Olona] no tiene la misma entidad que la marca Vox», apunta el periodista.

Con todo, se muestra convencido de que finalmente la que fuera candidata a la presidencia de Andalucía dará el paso y conformará una alternativa política a Vox, un extremo que sí podría tener efectos negativos en los resultados electorales porque, según Ramos, «no hay más nicho» ultraderechista que el ya movilizado en los últimos años en España y la Comunitat Valenciana.

Sin estructura ni candidatos

De cara a esos comicios autonómicos, López destaca que Vox se topará con un «problema de liderazgos» derivado de su «férrea centralización» y de que los dirigentes actuales «no han terminado de despegar en esta legislatura». No en vano, la encuesta elaborada por Gesop para este y otros diarios de Prensa Ibérica arroja el bajísimo nivel de conocimiento de su líder autonómica, Ana Vega.

Pero Ramos alerta: «El voto autonómico de Vox es por marca, no por candidatos. Se pueden permitir el lujo de presentar personajes de perfil muy, muy bajo, como sucede en la Comunitat Valenciana».

López también advierte un giro en ese desarraigo territorial y pide «no subestimar» a la extrema derecha. Según explica, Vox «tiene más de 100 equipos en la provincia de Valencia» que organizan decenas de mesas informativas a la semana en municipios «con colectivos donde pueden cazar votos» como «ganaderos, empresarios o cofradías de pescadores».

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