Noviembre está a punto de arrancar. El undécimo mes del calendario se posiciona como uno de los más importantes si hablamos de astronomía. En las próximas semanas tendremos la posibilidad de ver un eclipse, la luna llena y las famosas estrellas fugaces leónidas, ¿se las van a perder?

Hablemos de las leónidas, una lluvia de estrellas que nos ofrece un maravilloso espectáculo de luces que fascina a todo el mundo. En particular, las leónidas son una lluvia de meteoros visible todos los años entre el 6 y el 30 de noviembre. Estas proceden del cometa 55P/Tempel-Tuttle, que tarda 33,2 años en dar la vuelta completa en su órbita.

Las leónidas tienen su pico máximo en la noche del 17 al 18 de noviembre, pero desafortunadamente no llegarán en buen momento para su observación, ya que su mayor actividad coincidirá con la Luna en su fase menguante. Según el Observatorio Astronómico Nacional, se esperan entre 10 y 20 meteoros viajando a velocidades de hasta 71 kilómetros por segundo.

Se tratan de meteoros variables que pueden ser de tan solo milímetros hasta de varios centímetros. En el caso de que su tamaño fuera más grande y no se llegasen a quemar dentro de nuestra atmósfera, dejarían de ser meteoros para convertirse en meteoritos.

Pues bien, como sucede con otras lluvias de estrellas, el lugar de observación puede ser cualquiera, siempre y cuando sea en campo abierto o en la montaña. Cualquier mirador o espacio sin obstáculos son sitios idóneos para las leónidas. Lo más aconsejable es salir de la ciudad para evitar la contaminación lumínica.

Se recomienda en estos casos llegar al punto de observación entre media hora y una hora antes de comenzar el espectáculo de estrellas fugaces, así daremos tiempo a nuestra vista para que se acostumbre a la oscuridad. Es recomendable que, a pesar del estado de la Luna, se mire hacia zonas más oscuras, siendo indiferente la dirección.