Antes de mediados del pasado mes de agosto pasear por los montes de Bejís, Torás o Teresa era una delicia. Su entorno natural invitaba a pasar largos ratos paseando, haciendo deporte o montando en bicicleta. Luego el fuego dejó huérfano a este y otros municipios de la provincia de Castelló de más de 20.000 hectáreas de monte. Convirtió el verde en ese triste gris ceniza que dejan las llamas a su paso y, además, para asombro de muchos, sacó las vergüenzas humanas en forma de basura que la propia naturaleza había escondido, posiblemente durante décadas, incluidos tres proyectiles de la Guerra Civil sin detonar.

Por ese motivo, más de 200 personas han participado este domingo en una iniciativa "Basuraleza" que consistía en la recogida de trastos que el incendio ha aflorado y que permanecían escondidos por la espesura de la vegetación. 

La actividad estaba organizada por Õriwa, la asociación creada por vecinos y vecinas de Bejís, El Toro, Teresa, Torás y Sacañet para impulsar proyectos de reforestación y recuperación socioambiental de esos municipios tras el incendio.

La limpieza se extenderá a otros municipios que también resultaron afectados por el fuego

Sanitarios, colchones, bidones de gran tamaño, lavadoras, calentadores, jaulas, paelleras, neveras e incluso material peligroso como amianto que los voluntarios y las voluntarias no podían manipular, ya que es algo que deben hacer empresas especializadas.

Estos son algunos de los centenares de elementos que se han hallado durante las batidas que, divididos en ocho grupos, han realizado los grupos de voluntarios y voluntarias . "Estamos recogiendo muchísimo y algunas cosas llevan aquí décadas", explicaba Carmen Rodríguez portavoz del colectivo y una de las voluntarias que participó en la limpieza del momento.

Un hombre muestra un calentador recogido en la montaña Levante-EMV

Esta primera jornada de limpieza ha abarcado dos zonas. Una desde Bejís hasta la fuente de Los Cloticos, alrededor del río Palancia, y otra en el valle del río Canales.

La retirada de la basura se realizaba a mano, se depositaba en sacos que después se colocaban a lo largo de un camino. Dos tractores con remolque que colaboraban en la iniciativa se encargaban posteriormente de recogerlos.

Los equipos estaban formados por entre veinte y treinta personas, entre las que había vecinos de los pueblos afectados, otras llegadas desde València o grupos escouts.

Basura después del incendio

Para Noemí, una de las personas implicadas en la asociación que organizaba esta limpieza, "lo más triste ha sido encontrar plásticos y basura depositados después del incendio", como si no hubiera ya bastante con que el fuego lo haya arrasado todo. Habla de botellas de refresco, latas de cerveza y otro tipo de elementos "que parece que la gente pasa por allí con el coche y donde les viene, lo tiran" y señala que "los trastos que se han encontrado son de hace mucho tiempo, seguramente cuando la ley no penalizaba tanto este tipo de acciones", apostillaba.

Otras personas consultadas por este periódico aseguran que se sorprendieron al comprobar cómo, tras el incendio, empezaron a aflorar decenas de electrodomésticos, restos de obras como bigas de hierro e incluso contenedores como los que se utilizan en los puertos, lo que llevó a esta entidad, creada tras el incendio para promover la recuperación de la zona, a llevar a cabo esta recogida.

La de Bejís ha sido la primera de las salidas para limpiar el monte. El plan es, en próximas convocatorias, recorrer otros municipios afectados como Torás o Teresa, según informaban desde la organización.