En momentos de sequía, cualquier argumento parece bueno para justificar demandas de recursos hídricos que permitan rebajar la presión social por la falta de precipitaciones y de agua. Llevamos años señalando que el modelo de planificación hídrica basado en la oferta continuada de agua ha llegado a su fin, en el actual contexto de cambio climático. Esta secuencia de sequía vuelve a mostrar que, si no llueve de forma generalizada en nuestro país, no hay recursos sobrantes para poder transferirlos entre cuencas. Pero cuesta que la sociedad, especialmente la agricultura, entienda este argumento que no es caprichoso, sino que tiene su razón de ser en los datos de lluvia y recursos hídricos que muestran las estadísticas oficiales de nuestro país. En los últimos meses se ha lanzado un argumento muy aparente, muy impactante, pero falso. Las aguas del trasvase Tajo-Segura sirven para frenar la desertización del sureste ibérico. Pero los que emplean esta expresión lo hacen erróneamente porque se refieren a la transformación en un nuevo Sahara de este territorio peninsular, sin haber consultado la definición de desierto que nos ofrece la RAE. Transformación que, por otra parte, no es cierta. En el sureste ibérico hay problemas de erosión, a favor de litologías blandas y pendientes del terreno, pero no un proceso de creación de un desierto sin vegetación alguna. Al contrario, los datos oficiales, del inventario forestal español, señalan que en los últimos cuarenta años la superficie forestal de Alicante, Murcia y Almería ha aumentado. Un proceso favorecido por el abandono agrícola que ha supuesto la colonización por el matorral mediterráneo de antiguas parcelas cultivadas, especialmente en áreas próximas a los relieves béticos. El hecho de afirmar alegremente que sin agua del trasvase el sureste será un desierto es falso. No hay base científica que sustente esta afirmación. Pueden utilizarse otros argumentos para defender la existencia del trasvase Tajo-Segura. Hay varios y ciertos. Pero decir que el sureste va a ser un desierto con agua del Tajo es una afirmación falta. Fuimos más “desierto” antes de que llegasen las aguas del trasvase. Y no lo seríamos ahora más porque dejasen de llegar. Por favor, dejemos de engañar a la población con mensajes falsos para defender hechos o procesos que se pueden defender (aunque cada vez menos) con argumentos científicos.