Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Una persona mayor no es un objeto de obsolescencia programada que caduca"

Los académicos piden que las residencias no sean el futuro de la dependencia

Un grupo de mujeres realiza una actividad en octubre en la Plaza del Ayuntamiento de València. | EDUARDO RIPOLL

Un jubilado valenciano puso en serios aprietos la imagen del sector bancario español el pasado mes de febrero. Carlos San Juan lanzó la campaña «Soy mayor, no idiota» para protestar por la digitalización galopante de los servicios bancarios. Millones de firmantes alrededor del país avalaron su postura. Aquello le valió incluso el premio Ciudadano Europeo 2022.

Del inicio de la campaña de Carlos San Juan hace ya nueve meses. Pese a su audacia, el acercamiento de la sociedad a las personas mayores sigue siendo, por lo general, el mismo: hacerse viejo es, casi siempre, una desgracia previa a la muerte. Los vicios adquiridos para con ese sector de la población también están presentes: los mayores son muchas veces un estorbo del que pesa hacerse cargo. Las dificultades para las familias con personas dependientes para acceder a las ayudas son una piedra más a la hora de encarar el propio envejecimiento de una manera optimista.

Pero el tiempo pasa y la Comunitat Valenciana va camino, igual que el resto de España, de tener a una de cada cuatro personas por encima de los 65 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Eso ocurrirá en 2030, dentro de apenas ocho años.

Por eso mismo, para preparar ese escenario y para cambiar el enfoque desde ya, se han reunido en València esta semana expertos de Europa y América Latina en el I Congreso Internacional de Políticas Públicas sobre el Envejecimiento. El ciclo de conferencias lo organizó el departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València (UV) y lo dirigió la profesora Rosa Roig. En declaraciones a Levante-EMV, Roig explica que el objetivo de los académicos que se dieron cita en la ciudad fue «afrontar el reto del envejecimiento desde una mirada positiva». ¿Cómo hacerlo? Según Roig, todo pasa por mirar más allá de las cuestiones médicas y económicas relativas a una persona mayor. «Tenemos que dejar de pensar que un ser humano que se hace viejo es una carga para la sociedad y no sirve para nada. Queremos romper con esa mirada despectiva», apunta Roig.

Dice la profesora de la UV que en la actualidad hay un pensamiento instalado. Según su teoría, las personas pasan a ser como los teléfonos móviles antiguos que dejan de recibir actualizaciones pasado un tiempo. «Pensamos que una persona mayor es como un objeto de obsolescencia programada que va a caducar», lamenta.

«El envejecimiento activo se tiene que ver como una nueva etapa de la vida. La persona puede seguir desarrollándose con todos sus derechos y deberes, y es una fuente de riqueza no solo por el conocimiento sino también por los valores», asegura Roig. Recalca además que «si algo enseñó la pandemia de covid fue que las personas son frágiles» y que los mayores fueron los que más la sufrieron, por lo que hay que «rediseñar las políticas de bienestar».

Y ahí es donde entra, dice Roig, la fecha de 2030. «¿Si no hacemos eso, qué haremos con el 25 % de la población por encima de los 65 años en 2030? ¿Los ponemos a todos en residencias? No, han de vivir, no tienes por qué estar en un hospital el resto de tu vida», asevera la académica.

Ponentes de cuatro países

El congreso tuvo ponencias de especialistas de España, Portugal, Brasil y México, así como participantes de Colombia, Cuba y Suecia. El ministro de Universidades, Joan Subirats, dio una conferencia magistral bajo el nombre de «La participación política y ciudadana de las personas mayores», en razón de su experiencia en el área del envejecimiento. Según Subirats, hay una «crisis de la organización de la vida social». El envejecimiento es la fase de la «preparación para la muerte», según la perspectiva actual, indicó el titular de Universidades.

Precisamente la universidad es uno de los campos donde, comenta Roig, las personas mayores pueden continuar su desarrollo de una manera que satisfaga su aspiración de vivir bien y se pueda autorrealizar —otro factor importante de cara a la salud mental, otra olvidada respecto a la tercera edad—. En València, programas como La Nau Gran posibilitan este tipo de acceso a educación superior, pero Roig cree que puede ir todavía a más. Y de la misma forma considera que «no hay que retirar a la gente de su vida laboral» solo por cumplir la edad de jubilación, porque algunos de ellos pueden encontrar satisfacción en ello.

Una vertiente que puede resultar clave es la introducción a la digitalización en cada barrio y pueblo para tratar de reducir la llamada «brecha digital», expresa. «Carlos San Juan fue muy valiente y lo que hizo fue magnífico. Pero la ideología neoliberal bajo la cual estamos, cuando hablamos de dependencia, aún ve a la gente como si fueran únicamente máquinas», sentencia.

Compartir el artículo

stats