La Comunitat Valenciana no podrá saldar su deuda pública sin una quita del Estado

Fedea considera «alejado de toda factibilidad» la opción de que, bajo el actual modelo de financiación, la Generalitat pueda cumplir a medio plazo con las reglas fiscales, que fijan el pasivo en el 13 % del PIB cuando en la autonomía es del 47,8 %

Mateo L. Belarte

Mateo L. Belarte

La Comunitat Valenciana no podrá reconducir su deuda pública hasta los niveles de referencia marcados por las autoridades fiscales si no se produce una quita por parte del Estado o una reforma muy favorable del sistema de financiación. Es la principal conclusión del informe publicado ayer por Fedea sobre el pasivo en España y en las comunidades autónomas, en el que el valenciano se confirma como el territorio más endeudado del país en términos relativos precisamente por los escasos recursos que percibe del modelo de reparto actual

Fedea calcula en su informe los «esfuerzos fiscales» que debería acometer cada autonomía para alcanzar ciertos ratios de deuda pública respecto a su PIB en determinado tiempo (5, 10 y 20 años) y concluye que esos esfuerzos deberán ser de una «magnitud considerable» en términos de país.

Pero en el caso de la Comunitat Valenciana las posibilidades de llegar a esa senda son mucho menores, «prácticamente imposibles» según Diego Martínez, uno de los firmantes del estudio, porque parte de una coyuntura mucho más desfavorable al ser la autonomía con una mayor deuda sobre su PIB de todo el Estado. Una situación que el mismo organismo ha atribuído en gran parte a su infrafinanciación, ya que en un informe de este mismo año achaca el 75 % de esa deuda al maltrato recibido por el modelo actual, caducado en 2014.

Con un déficit medio del -1,7 % desde el año 2000, la Generalitat necesitaría dos décadas con saldos positivos para reducir la deuda al 26 %, todavía el doble de lo permitido

El último dato oficial, a cierre de 2021, situaba el pasivo de la Generalitat en el 47,8 % (más de 53.000 millones) cuando ninguna otra autonomía se acerca al 40 % y solo otras cuatro rebasan el 30 %. Fedea plantea los resultados fiscales anuales que necesitaría cada comunidad para corregir su déficit al 13 %, el porcentaje máximo que marcan las reglas de estabilidad para estas corporaciones, así como para alcanzar niveles más modestos (19,5 % y 26 %).

Las que parten de una situación más ventajosa (Madrid, Navarra, Canarias y País Vasco) podrían alcanzar ese objetivo del 13 % incluso incurriendo en déficit, por lo que es «perfectamente asumible» para Fedea que puedan cumplir. Pero la Generalitat necesitaría alcanzar superávits nunca antes vistos para hacer lo propio, algo que el organismo de estudios económicos no ve viable.

«Las comunidades autónomas más endeudadas (grupo en el que incluye a Baleares, Murcia, Cataluña, Castilla-La Mancha y Comunitat Valenciana) necesitarían superávits de una envergadura desconocida en sus registros históricos y alejados de toda factibilidad», resume el informe.

Dos décadas en superávit

Una conclusión que legitima la reivindicación valenciana que apuesta por una quita del Estado —paralela a la reforma del sistema de financiación—y que se aprecia con más claridad bajando al detalle del informe. Para cumplir con el escenario más conservador, el del 26 % de deuda sobre el PIB (el doble de lo permitido) y con el calendario más laxo (20 años), Fedea estima que la Generalitat necesitaría cerrar esos 20 ejercicios consecutivos con un superávit del 0,2 %. Para lograrlo en una década debería registrar diez ejercicios con saldos del 1,1 % en positivo y si el período es de cinco años el saldo primario necesario sería del 2,7 %.

Para contextualizar la complejidad del reto cabe señalar que según recuerda Fedea, la Comunitat Valenciana ha registrado en los últimos 20 años un déficit medio del 1,7 % anual, a años luz de los números verdes necesarios para la corregir la deuda pública a los niveles que exige Bruselas. Así, Martínez confirma a este diario que la reestructuración sería la salida más viable para la deuda valenciana. De no producirse, solo podría corregir la deuda una reforma del sistema «muy favorable» a la autonomía o unos giros en las partidas de ingresos y gastos que los modifiquen a «niveles brutales».

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