El Año Nuevo Chino se pega un baño de multitudes en València

El desfile reúne a miles de personas tras dos años de ausencia por la eclosión de la covid-19 que ha marcado para siempre a la comunidad china

Carla Melchor

Carla Melchor

La comunidad china ha dado la bienvenida al año 4721 este sábado con un baño de multitudes en el centro de València. Los actos con motivo del Año Nuevo Chino han reventado de gente la calle Pelayo y la plaza del Ayuntamiento, inicio y final de la famosa cabalgata con la que queda inaugurado el año del Conejo de Agua, símbolo de naturaleza y esperanza, con las que dejar atrás dos años de pandemia que han marcado para siempre a la comunidad china. La cabalgata no se celebrabara desde hacía dos años. En 2020 y 2021 se canceló por la virulencia de la covid-19 en todo el mundo.

A las 17.30 horas, poco antes de que diera comienzo el desfile, la calle Pelayo ya era intransitable a pie. Ni siquiera era posible caminar sobre la acera para seguir el ritmo de las comparsas. Es por ello que la gente decidió subirse a las farolas y a los contenedores para intentar fotografiar a los dragones, las batucadas, las carrozas y los fuegos artificiales. 

La expectación por el regreso del Año Nuevo Chino a València y las rebajas en las tiendas de la calle Colón fueron las culpables del colapso. «Aquí hay más gente que en la cabalgata de los Reyes», aseguró Miguel Segura, un vecino de València que se topó por accidente con el desfile de la tarde. Aunque otros conocían muy bien las actividades programadas por la Federación de Asociaciones Chinas de la Comunitat Valenciana en colaboración con el Ayuntamiento de València y el Instituto Confucio de la Universitat de València, pues la Plaza del Ayuntamiento ya estaba llena por la mañana, cuando comenzaron los talleres sobre cultura asiática. El más exitoso fue el de caligrafía. De hecho, la organización calcula que los calígrafos confeccionaron alrededor de 6.000 calendarios personalizados. «Las colas han sido constantes durante toda la mañana», valoró el director del Instituto Confucio, Vicente Andreu. 

La décima edición de la cabalgata china comenzó con el paso del gran dragón chino, guiado por una docena de porteadores. La cabeza del desfile contó con la presencia de diversas autoridades valencianas, como la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé; el secretario autonómico para la Unión Europea y Relaciones Externas, Joan Calabuig; la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano y alcaldesa en funciones, Sandra Gómez; el concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana; y el presidente de las asociaciones chinas Chen Jui.

El desfile, que transcurrió a ritmo de batucada, contó con diez carrozas que representaron a las asociaciones de empresarios chinos de la C. Valenciana que organizaban el acto. En total, participaron unas 800 personas. La cabalgata también contó con diversas exhibiciones, entre ellas, la del «Baile del león», una danza típica del Sur de China que convoca a la buena suerte. Además, hubo exhibiciones de wushu, un tipo de arte marcial, y taichí. El colofón del desfile fue la pirotecnia de los dimonis, una afición que la comunidad china comparte con la valenciana. 

Mil días sin desfile

La primera edición de la cabalgata se realizó en el 2012 y fue organizada por el Instituto Confucio. A partir del 2018, la entidad pasó el testigo de la organización al Ayuntamiento de València y a las asociaciones chinas. Fue el primer año en el que la cabalgata traspasó las calles que rodean Pelayo con una apabullante población asiática. 

El último desfile se celebró en 2020, hace «mil días». «Este es uno de los pocos años en el que estamos celebrando las cosas cuando tocan, el mismo día que se acaba el Año Chino», aseguró Vicente Andreu, director del Instituto Confucio. «Para ellos, celebrarlo este día es muy importante porque es más legítimo». «Han pasado mil días desde la última cabalgata. Todos tenían muchas ganas de participar», aseguró Andreu. 

"Lo hemos pasado mal"

La comunidad china se volcó en la celebración de su nuevo año, y como ocurre en el 31 de diciembre, ayer tocaba hacer balance de los últimos 365 días del año. «Lo hemos pasado un poco mal pero estamos viendo poco a poco la luz», aseguró Ana Seng, propietaria de un local de hostelería en Marxalenes, que ayer cerró para ver junto a su familia el desfile. «Estos días se echa mucho de menos a la familia. Nos hace ilusión venir a grabar todo lo que se hace aquí en València, porque se lo pasamos por WhatsApp a nuestros familiares. Alucinan», añadió. Esta vecina de València aseguró que estaba «deseando» acabar con el año que finalizó ayer y acoger por fin al conejo de agua, «símbolo de naturaleza, esperanza, bienestar y transición» hacia otras cosas. 

No acaba aquí

El desfile recorrió la calle Pelayo, la calle Xàtiva y Marqués de Sotelo hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento, donde un castillo de fuegos artificiales coronó el acto con las palabras «Feliz año», en chino, castellano y valenciano. 

Aunque todavía queda tiempo para celebrar el tiempo del Conejo de Agua, ya que la Fiesta de Primavera, que así es como llaman los chinos el Año Nuevo, finalizará el 5 de febrero con la conocida Fiesta de los Farolillos.