Se van a quedar helados

Parecía que se había perdido, pero el frío ha encontrado finalmente el camino de vuelta a nuestro país, haciéndonos revivir el tembleque continuo, la aversión a salir a la calle y, en casa, esa sensación de tener las manos y pies congelados, pero menos que los remansos de agua al final de la madrugada lejos de la costa. Las temperaturas bajo cero también nos han devuelto los clásicos vídeos de fuentes, bebederos o charcas petrificadas, cosas que son curiosas en mobiliarios ajenos pero una afrenta en lunas del coche propias, porque el tema de la rasqueta matinal se hace bola. También se habrán dado cuenta que andan con las manos y los labios más secos de lo común, y es que la nueva masa de aire que nos acompaña es fría pero aún más seca. 

A lo largo del pasado miércoles, las estaciones meteorológicas registraron un desplome del punto del rocío y de la humedad, algo que la delegación valenciana de la AEMET citó como pistoletazo de salida del aire ártico, porque es algo sine qua non. Ahora estos mismos niveles siguen muy bajos pero están asociados a otra masa de aire de origen más próximo, ya del interior de Europa (polar continental). Esta nueva disposición de piezas en un entorno más estable, sin el ventarrón que teníamos días atrás, está trayendo temperaturas mínimas de campanillas. Y es que no siempre el ambiente gélido llega de la mano de grandes temporales, más bien estos últimos muchas veces lo preceden. 

Cuando el frío se entremezcla con las altas presiones, sin nubes ni viento, entra en escena el fenómeno de la inversión térmica. Esto puede llegar a suponer un sinsentido para muchos, porque trae un incremento de las temperaturas con el aumento de la altitud. El viernes emprendí una de mis pequeñas investigaciones, saliendo al raso en búsqueda de una zona baja y deprimida respecto a su entorno para ubicar allí un termómetro. Lo compartí en mis redes sociales y apuesto a que más de uno pensaría: «¿por qué este hombre, si quiere tomar registros bajos, no se sube a una montaña?» Pues porque habrá días sin cobertura nubosa, permitiendo así la pérdida de calor por radiación, y sin viento, algo que depositará el aire frío, más pesado, en zonas bajas no aireadas. Si cogen el coche a primera hora miren el termómetro cuando crucen vaguadas, identificables por los barrancos o ríos. La temperatura bajará y de repente… se sentirán Roberto Brasero. ¡Ya les contaré el resultado de mis pesquisas!