Cada día que pasa ganamos un minuto de luz

Silueta de pastos contra la luz del sol poniente.

Silueta de pastos contra la luz del sol poniente. / Pexels

Natacha Payá

A simple vista se puede apreciar que los días duran más. Desde el pasado solsticio de invierno la luz del sol le ha ganado más de media hora a la oscuridad de la noche. Esto continuará así, poco a poco la luz irá ganando terreno. Ahora, alrededor de las seis de la tarde se pone el sol, algo que no pasaba hace un mes cuando el sol se ponía a la hora de la siesta.

¿Por qué ocurre esto? Los días se alargan y se acortan de una manera matemáticamente perfecta. Muchos tienden a pensar que cada día se suma los mismos minutos que el día anterior, pero no es así. A medida que nos acercamos a los solsticios, tanto de invierno como de verano, las horas de luz apenas cambian. En cambio, cuando nos acercamos a los equinoccios la variación es mucho más rápida. Por ejemplo, sobre estas fechas cada día que pasa ganamos entre 1,5 y 1,6 minutos y en un mes, serán 2,5 minuto.

A esto hay que añadirle la posición en el mapa. Cada ciudad tiene una duración diferente y, también, gana o pierde la luz de distinta manera. Esto viene ligado a la latitud en la que se ubican: en el hemisferio norte, los cambios se notan más en las ciudades de la zona septentrional del globo.

Cuanto más al norte se sitúa una ciudad, más variación de horas y minutos de luz tiene a lo largo del año. Esto tiene su explicación en la inclinación de la Tierra. Cuando el hemisferio norte está orientado hacia el sol, el número de horas de luz es más alto que cuando no lo está.

Por ello, en el ecuador no hay estos cambios tan bruscos de luz. Ahí los días y las noches duran aproximadamente lo mismo, es decir 12 horas en cualquier momento del año. Nuestro país, al estar en latitudes medias, tiene una variación evidente. Sobre todo en estas fechas cuando aumenta, así como entre agosto y octubre cuando decrecen los minutos de luz.