Sin trabajo seguro no hay alquiler

Los propietarios eligen inquilinos que les puedan garantizar arrendamientos duraderos y estabilidad en los pagos

Una joven pasa ante el escaparate de una inmobiliaria en el que se ofrecen pisos de alquiler. | GERMÁNCABALLERO

Una joven pasa ante el escaparate de una inmobiliaria en el que se ofrecen pisos de alquiler. | GERMÁNCABALLERO / Voro Contreras. València

Voro Contreras

Voro Contreras

El mercado inmobilario valenciano se encuentra en uno de los momentos más complicados de los últimos años. Los precios de las viviendas se mantienen altos y, pese a ello, las principales ciudades se han quedado sin pisos por la compra de inversores y de extranjeros. En cuanto a los alquileres, el precio no ha parado de subir en los últimos meses, de forma que, por ejemplo, en la ciudad de València el incremento en un año ha sido del 21 %, según datos de la tasadora Gesvalt.

Este incremento se debe a que la oferta se ha desplomado ante las dificultades de algunas familias para acceder a la compra y la reactivación del mercado laboral tras la pandemia, que ha permitido a muchos trabajadores encontrar empleo en los últimos meses.

Con más demanda que oferta, la mayoría de los propietarios de vivienda se pueden permitir elegir a quién alquilar sus pisos. Y es precisamente el factor laboral el que determina el perfil ideal del inquilino.

En los últimos tiempos, por ejemplo, se ha dado el caso de dueños de viviendas que a la hora de establecer con la inmobilarias las condiciones del alquiler, están vetando a familias con niños y a los padres separados. Esgrimen que una pareja con hijos tienen unos gastos mucho mayores que una sin descendencia, al que habría que sumar el alquiler. También que un posible proceso de desahucio por impago sería más complicado de ejecutar si hay menores involucrados.

Pero Nora García, presidenta de la Asociación de Empresas Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval) considera que la existencia de este «veto» a las familias con hijos es «anecdótico» y que el verdadero factor que determina la elección de un inquilino es su estabilidad laboral. «En caso de desahucio hay más problemas si la familia tiene niños, pero no me consta por mi propia experiencia y por la de mis compañeros que haya una tendencia en auge en ese sentido», asegura García. «El propietario lo que nos pide es que su inquilino pueda pagar el alquiler regularmente -explica-, por eso suelen pedir que los inquilinos tenga un trabajo estable. Si el que tiene que pagar un alquiler tiene un trabajo estable, da igual da que sean familias con niños o sin niños o padres solteros o casados».

Esta estabilidad laboral es, según la responsable de Asicval, incluso más importante que la solvencia económica que pueda demostrar quien demanda un alquiler. «Hay extranjeros, principalmente de Latinoamérica, que vienen sin un contrato laboral pero que ofrecen pagar cuatro meses, o seis o incluso un año por adelantado -señala García-. Pues los propietarios preferirán antes que a ellos a alguien que les garantice que va a poder seguir pagando el alquiler durante muchos años y para eso tienen que demostrar tener una estabilidad laboral».

Tal como señala también Nora García, esta es la preferencia de la mayoría de los propietarios de viviendas de alquiler, que suelen ser personas con uno o como mucho dos inmuebles de este tipo, «y que necesitan estabilidad y la seguridad de que van a cobrar».

«Otra cosa son los grandes tenedores de vivienda y los fondos de inversión, que lo único que quieren es hacer números y no mantienen contacto con sus inquilinos -añade la presidenta de Asicval-. Pero ellos no son mayoría del mercado. La mayoría de los propietarios de vivienda de alquiler tienen una relación más personal y humana con sus inquilinos, la mayoría de los casos no suben los contratos ni con el IPC y hay incluso quien no los renueva porque les van pagando y no se dan ni cuenta».

Sin viviendas para universitarios

Ante esta preferencia por un inquilino con estabilidad laboral puede resultar paradójico que en algunos barrios de las grandes ciudades se busque por encima de otros un perfil muy concreto: el de los estudiantes. Sonpreferibles porque, entre todos los residentes, suman pagos de alquiler más altos. «Y porque pagan los padres y estudiantes con morosidad apenas hay», añade Nora García.

Efectivamente, el número de universitarios extranjeros que se instala en València y en el área metropolitana ha crecido un 20 % desde 2019 (último año antes de la pandemia) y supera los 13.000 este curso. Las inmobiliarias ya advertían alinicio del curso en septiembre de que los pisos de alquiler para estudiantes prácticamente se han agotado en la capital por la demanda de los estudiantes internacionales y de universitarios de otras comunidades autónomas.

El problema según aseguraba entonces Vicente Díez, que dirige una agencia inmobiliaria en la zona universitaria de Blasco Ibáñez, es que el «stock es prácticamente cero. Los clientes que vienen en septiembre son sobre todo extranjeros y no tenemos pisos para ofrecerles».

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