Entrevista
Víctor Resco de Dios: "Walt Disney ha hecho mucho daño a los incendios forestales"
El mal uso de la tierra es la principal razón por la que los incendios se han agravado

Víctor Resco, en la Facultad de Filología de València, donde participó en las jornadas ‘Comunicar Emergencias’. germán caballero / j.m.bort. valència

Este verano nos hemos familiarizado con el término incendios de sexta generación. ¿Son la nueva amenaza para los bosques?
Estamos en un momento de transición. Pese a que hemos invertido mucho en extinción, cada vez son más grandes y más intensos. Estamos entrando en la era en la que los incendios no se acaban, que lo hacen al cabo de muchos días porque se ha quemado todo o porque llueve. Básicamente, no se puede hacer nada más con ellos. Y cada vez son más frecuentes.
¿Por qué?
La razón principal es que cada vez tenemos mayor conectividad espacial de los montes. Antes teníamos un paisaje mosaico, con cortafuegos naturales, y eso se está perdiendo. A esto se suma que dentro de las masas forestales, la carga de combustible es cada vez mayor. Hay más matorral, con una vegetación más seca y estresada por el cambio climático. Y a esto añadimos una falta de gestión forestal. El resultado es una masa forestal que está pidiendo arder.
Cada vez hay más masa forestal y más incendios. ¿No es esto una contradicción?
Estadísticamente, hasta ahora los incendios eran anecdóticos desde el punto de vista de la superficie afectada, ya que solo era del 0,3 %. En un año extremo como 2022 se triplicó y fue del 1%. Con estos incendios de sexta generación, es fácil que se quemen de golpe 10.000 hectáreas cada vez. En un momento de máxima intensidad, la energía de un incendio de los de ahora es la equivalente a 27 bombas atómicas como la de Hiroshima. Hemos pasado de los incendios ‘cordero’, los que apenas tenían energía, a los atómicos.
Ha tardado dos párrafos en nombrar el ‘cambio climático’.
Es un factor más, pero no el único. Eso de que hay más incendios solo por el cambio climático es un mito. Es un catalizador que actúa sobre el sustrato, que lo convierte en un combustible más potente. Y también aumenta las fuentes de ignición al haber aumentado las tormentas eléctricas. Siete de los últimos diez megaincendios que ha habido en el sudeste de Europa han sido originados por rayos (entre ellos los tres del verano pasado en la Comunitat Valenciana: Vall d’Ebo, Bejís y Venta del Moro). Pero no podemos parapetarnos en el cambio climático y decir que no podemos hacer nada.
¿Qué podemos hacer, entonces?
Siempre ha habido incendios. El primero documentado es de hace 420 millones de años, en la zona actual de Irlanda. Pero ahora podemos interactuar más y no lo hacemos. El primer parque natural que se estableció fue el de Yellowstone, en Estados Unidos, en 1872, y expulsaron a los hombres. Se masacró a los indios, que hacían quemas prescritas. En 1968 hubo un incendio allí más de 300.000 hectáreas, uno de los más grandes que hay documentados. Walt Disney ha hecho mucho daño con ese relato de que el hombre ha de ‘salir’ de la naturaleza, igual que muchos documentales de la 2 y de National Geographic.
Todo son contradicciones. ¿Falta mucha cultura de incendio?
Hay que hacer quemas controladas en invierno, quemas cordero, para evitar esos incendios atómicos en verano. En lugar de plantar tantos árboles, hay que cortar. Muchas veces plantamos y luego lo dejamos olvidado. Las generaciones de pinos de 60 años arden muy bien porque las abandonamos. Además, así vamos favoreciendo más el cambio climático. Cortar árboles es más efectivo desde el CO2, crea un bosque más productivo, con menos competencia entre los árboles y con menos probabilidad de que se queme. También hay que favorecer la ganadería extensiva, porque así te a va a cortar esa continuidad espacial de la masa forestal.
Una de las quejas de los paisanos de las pueblos quemados en el incendio de Bejís y la Vall d’Ebo este verano era el nuevo ‘ecologismo de salón’.
Volvemos al mito de Walt Disney. Hay un dato incuestionable: a día de hoy es más probable que un incendio forestal se transforme en uno grande en zonas protegidas que desprotegidas. Los incendios seleccionan aquellas áreas donde hay más combustible y más potente, que es donde no actúa el hombre. Si nosotros no tocamos el monte, el fuego lo quemará.
¿Qué nos falta?
Las políticas que está desarrollando la UE me parecen preocupantes. Está preparando un proyecto de ley de restauración de la naturaleza que quiere instaurar el 80 % de los espacios degradados. Quiere aumentar la cantidad de materia biomuerta. Un poquito de esto está bien, pero cuando el incendio tiene más de un kilo de materia orgánica por metro cuadrado, es cuando genera suficiente energía para dar incendios extremos. El segundo punto de la UE es aumentar la conectividad de las masas forestales. Ya hemos hablado de ello. Es más leña al fuego.
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