Un gol del Valencia puede marcar el 28M

La cita con las urnas será una semana antes del final de la liga, con el descenso en juego - Los expertos opinan sobre la influencia emocional que la situación del club de Peter Lim, con conflictos con las instituciones, puede tener en el voto

Carteles contra Lim en la grada.

Carteles contra Lim en la grada. / J.M.L.

Diego Aitor San José

Diego Aitor San José

Fin de semana del 27 y 28 de mayo. El Valencia CF juega contra el Espanyol en Mestalla el partido correspondiente a la jornada 37 de liga, la penúltima de la temporada. El partido, a tres meses vista, se antoja clave para la continuidad de los blanquinegros en la élite o su caída a los infiernos del descenso. Ese domingo, mientras el valencianismo contiene la respiración ante el devenir de su equipo, se celebran elecciones locales y autonómicas en la Comunitat Valenciana. ¿Dos realidades independientes? No tanto.

No politizar el fútbol. La frase es habitual, pero acaba saltando por los aires ante la realidad. Solo hace falta ver las acciones de los partidos en los últimos meses en torno al principal club de fútbol valenciano. Compromís propone la declaración de BIC del Valencia CF, la síndica y candidata municipal del PP, María José Catalá, acude a la manifestación contra Meriton, la vicealcaldesa y candidata socialista, Sandra Gómez, entrevista en su podcast al exfutbolista y leyenda blanquinegra Paco Camarasa y Pilar Lima, de Podem, sube un vídeo a sus redes sociales criticando a Peter Lim. Curiosamente, aunque no por casualidad, es la única crítica de los morados a un empresario con nombres y apellidos que no ha levantado ampollas ni reacciones del resto de fuerzas.

La delicada situación que atraviesa el Valencia CF forma parte de la agenda política. Y esta está marcada por las elecciones. Lo que ocurra con los blanquinegros es un elemento más dentro de la campaña electoral. «El Valencia CF ya no es sólo la entidad deportiva más importante de la Comunitat Valenciana, sino que es un sentiment, por esto es importante que los partidos políticos y sus líderes midan bien el impacto que tienen sus actuaciones y mensajes sobre el club», explica el politólogo y director de La Base, Álex Comes. Sin embargo, cómo acabe influyendo es una incógnita.

Volvamos al fin de semana del 28 de mayo. El Valencia bordea el descenso, solo le queda una bala para salvarse la semana siguiente con el consiguiente enfado de la afición, ¿qué ocurre? «Es evidente que el sentimiento emocional que los aficionados del fútbol tienen, sea bueno o malo, va a condicionar cómo actúan y las decisiones que toman y decidirse por una papeleta u otra es algo que se ve condicionado por cómo nos sentimos», desgrana Comes.

El politólogo indica que en una situación de cabreo generalizado, el voto suele ir en forma de «castigo» hacia quien gobierna que si el sentimiento es «de felicidad y euforia». Este fue el que dominó las elecciones locales y europeas hace cuatro años, cuando la cita con las urnas fue un día después de la victoria en Sevilla ante el Barcelona. En este caso, podría ser perjudicial para quienes ostentan hoy el poder en Ayuntamiento y Generalitat, aunque el experto matiza: «En la situación actual, un descenso del club puede favorecer a que la ciudadanía se ponga del lado del partido que más se haya posicionado contra la propiedad actual».

«Ciudad y club se han separado»

Es ahí donde están todos los movimientos mencionados en el segundo párrafo y al que se añaden otros tantos. Por ejemplo, en el último partido en Mestalla, había varios carteles con caras de Ximo Puig, Pedro Sánchez, Joan Ribó y Peter Lim y entre ellas, un lema:«Ya se van». La campaña, sin logo, se ha vinculado al PP. Enfrente, el PSPV y su candidata Sandra Gómez, han tratado de mostrarse como la oposición a Meriton a través de sus responsabilidades en Urbanismo para la prórroga de la ATE del nuevo estadio. Entre sus propuestas de «mano dura» está ir contra los «incumplimientos de Meriton» en la misma línea que ir contra el machismo, la especulación inmobiliaria o el fraude fiscal.

Pero la vinculación del Valencia CF con la política no es ni mucho nueva. Vicent Molins, autor de Club a la fuga, recuerda la «relación peligrosa» de las formaciones políticas con el equipo blanquinegro. En el imaginario colectivo aparecen las fotografías de Rita Barberá y Francisco Camps junto a Bautista Soler presentando el nuevo estadio. «Cuando el Valencia era el mejor club del mundo, el PP del momento lo relacionaba con la mejora del estado de la ciudad y de la Comunitat Valenciana», señala Molins.

Sin embargo, indica que esa vinculación hoy se ha roto. «Hoy el Valencia como club y València la ciudad van en dos caminos distintos, no hay esa coherencia identitaria porque el club pertenece a una persona que vive a miles de kilómetros», expresa el periodista.Molins duda, por tanto, que haya una conversión en votos lo suficientemente importante como para determinar un resultado electoral. «No es una cuestión muy movilizadora a la hora de votar», indica, y menos si es en todo el territorio autonómico.

Sí que admite que en la atmósfera entre los partidos está el de mostrarse como «defensores del club» y eso pasa por ver quién logra solucionar el problema con Lim. Este, no obstante, parece un problema de difícil solución: precisamente la tesis de su libro es que las élites locales (incluidos los dirigentes políticos) fueron incapaces de mantener al club bajo la propiedad valenciana lo que le llevó a ser comprado por un holding de Singapur. Mientras tanto, el campo de juego podrá dictar las urnas. 

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