Feminismos

"El feminismo ha de mostrar sus diferencias pero también encontrar puntos de consenso"

Cuatro mujeres de distintas generaciones reflexionan sobre los avances en materia de igualdad: «la educación sexual es imprescindible»

Àngels, Àssun, Miriam y Amanda, esta semana en València.

Àngels, Àssun, Miriam y Amanda, esta semana en València. / Fernando Bustamante

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Responden a la convocatoria a la primera. No se conocen entre ellas, pero se nota una cierta complicidad. Quizás porque saben de qué vienen a hablar. Quizás porque intuyen que tienen cosas en común. Son mujeres. No las únicas. No representan a nadie y representan a todas. Varias generaciones. Las violencias sufridas. Los anhelos. Las esperanzas. 

«Me encantaría volverme sola a casa de noche y nunca lo hago», dice Amanda Sánchez Ruiz. Tiene 18 años y estudia Ciencias Políticas y Derecho. «A mi me gustaría ver a las mujeres en trabajos donde no está asumido que estén. En la obra o como camioneras. Y que fuera raro preguntar si eres feminista. Es algo universal, todos y todas deberíamos serlo», dice Àssun Pérez Aicart, docente de 46 años.

«Yo no quiero tener que estar o ser guapa. Estoy harta de juzgar mi cuerpo», asevera Miriam González Vigueras, de 24 y estudiante de Bellas Artes. «Hace falta cuidar la tierra, asumir una concepción internacionalista y diversa de los derechos de las mujeres para no quedarnos en un feminismo blanco de clase media». Habla Àngels Martínez Bonafé, docente de 66.

Las cuatro se encuentran en València con Levante-EMV y aunque sus vivencias son bien distintas, pues cada una viene de una generación, encuentran puntos en común, pero también discrepancias. A las puertas del 8M es un buen momento para recapitular y hacer balance. ¿En qué momento estamos en la lucha feminista? «Se ha avanzado mucho gracias a las luchas feministas. Primero el sufragio, luego la liberación sexual y después la convicción de que lo personal es político. Hemos tomado las riendas de nuestra vida pero las críticas a la familia que infravalora los trabajos de cuidados siguen siendo válidas hoy», dice Àngels. 

"No quiero vivir con mi pareja pero he interiorizado que es lo que toca. ¿por qué no podemos vivir otras vidas?"

Miriam

— Estudiante Bellas Artes, 24

Para Àssun, «tenemos una visión excesivamente victimista». «No es lo mismo ser mujer aquí que en Sudán o en Marruecos, hay que partir dela base de que hablamos desde el privilegio». Amanda habla de que ahora, «ante la ley somos iguales pero esto en la vida diaria no se cumple». «Hay igualdad formal, pero las mujeres asumimos unos roles de responsabilidad porque culturalmente es así. No, tú no has de ayudar en casa, también es tu responsabilidad». Miriam asiente y continúa «para mí, ser mujer es vivir ciertas cosas y luchar contra ellas». Se ha avanzado, dicen todas, pero todavía queda mucho por mejorar. 

«¿Por qué vivir una sola vida?»

Àngels habla de la concepción del amor y la pareja basado en «una dependencia afectiva y sexual de las mujeres». «La sexualidad sigue estando modelada por el machismo. Parece que nos hemos empoderado pero no se asume la capacidad de decir que no a ciertos modelos sexuales o ciertos modelos de vida».

Àngels, Àssun, Miriam y Amanda, en una foto esta semana en València.

Àngels, Àssun, Miriam y Amanda, en una foto esta semana en València. / Fernando Bustamante

Miriam asiente. «No quiero vivir con mi pareja pero he interiorizado que es lo que toca. ¿por qué no podemos vivir otras vidas?». Para Amanda, y también para Àssun, conseguir una sociedad más igualitaria pasa por potenciar la educación sexual. «No solo enseñando a ponerse el preservativo, sino saber que somos humanos, tenemos que saber tratarnos con respeto en todos los sentidos».

"Que suba contigo a casa no implica que quiera tener relaciones sexuales"

Àssun

— Docente, 46

"Que suba contigo a casa no implica que quiera tener relaciones sexuales", dice Àssun. "Quiero normalizar el decir ‘no me apetece’ y no es que pase algo en concreto, es que hoy no quiero y punto», apunta Amanda. Tanto ella como Àngels critican la «pornografía machista», «el sexo no es eso».

Míriam coincide pero también reivindica el deseo femenino .«Yo también quiero ser una guarra y no por eso soy menos feminista». Pero ante todo, el respeto ha de ser universal. «También pienso que no hay que tratar a los maltratadores como locos. No es un enfermo, eso es una manera de blanquear una violencia que es estructural», dice Amanda. Àssun y Míriam han sufrido violencias sexuales. «No pude decírselo a mi madre. Le enseñé la denuncia y quedó todo claro», dice la segunda.

"Yo sí te creo"

«Pensaba que me iba a quedar sola una vez lo dijera porque el miedo me paraliza», añade Àssun. Pero una frase les dio algo de esperanza. «Yo sí te creo». Ver el apoyo en otras mujeres les dio fuerza y eso es una victoria del feminismo pero critican que a veces los recursos jurídicos gratuitos brillan por su ausencia. «Lo dejé estar porque no podía pagarme la abogada», recuerda Míriam. Àssun reconoce la ayuda constante que recibió por parte de las instituciones. 

Las cuatro mujeres en València, esta semana

Las cuatro mujeres en València, esta semana / Fernando Bustamante

Pese a todo lo sufrido, hemos avanzado: «En mi clase de la universidad nadie niega el patriarcado. Eso antes no pasaba. Es algo que me sorprendió», dice Amanda. «Me siento orgullosa de ser independiente y vivir mi vida como quiero. Esa sensación de libertad es inigualable», señala Àssun. Para Miriam, «que las mujeres hayamos pasado de musas a creadoras de arte es genial». 

"El movimiento feminista debe mostrar diferencias pero también encontrar puntos de consenso"

Àngels Martínez Bonafé

— Docente, 66 años

Àngels señala la división actual del movimiento feminista. «Es una tragedia». «No quiero ocultar las diferencias pero tenemos que alejarnos del modelo masculino de resolución violenta de conflictos. El movimiento feminista debería mostrar el diálogo sin ocultar las diferentes alternativas pero negociando, encontrando puntos de consenso e intereses comunes. Me gustaría que el feminismo sea esa fuerza social que obstaculice la idea de que pensar diferente te convierte en enemigo».

Miriam cree que es bueno que haya distintas miradas en un movimiento diverso. «Enriquecen el diálogo» y «evitan el dogma», añade Àssun. Hoy, dicen, todas tenemos que salir. «Se trata de derechos humanos». Pero, eso sí, dejando a las mujeres, a todas, ocupar el espacio público que les pertenece.