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El descanso eterno dura 50 años


Los nichos no se compran, se alquilan. Cada ayuntamiento limita el precio y el plazo. Y cuando ese momento llega buscan a los descendientes para que decidan si renuevan o si se exhuman los restos.  Un reportaje de Mónica Ros.

Cuando su madre murió ella tenía 16 años. Se llama Encarna y era una cría que se hizo mayor de repente para hacerse cargo de sus tres hermanos y de su prima hermana, que vivía con ellos desde bien pequeña. Con ella, con su prima Carmen, visita hoy el Cementerio General de Valencia para explicar que el descanso eterno tiene fecha de caducidad

Desde el año 1969 los nichos comprados «a perpetuidad» pasaron a ser historia. Las personas que fallecieron a partir del año 1970 ocupan nichos en concesión. El tiempo máximo era (y es) 50 años. Medio siglo en el que los descendientes se despreocupan de pago alguno. Como Encarna. Como Carmen. Encarnación Salón Ronda falleció el 24 de octubre de 1971, a los 38 años. Fue su viudo, Enrique, quien pagó el nicho. El de su mujer y el de su suegra, que había fallecido un año antes, en 1970, a los 59 años. Encarna perdió en apenas un año y medio a su abuela Carmen, a su madre y a su tía Pepita. Indescriptible dolor para una adolescente que pasó a ejercer de madre de los que tenía detrás: su hermano Quique y su prima Carmen (que tenían 12 años) y Juan Carlos, el pequeño de la familia, que tenía 5 años. 

Por aquel entonces, la visita al cementerio era, para ella, una necesidad. «Cogía a mi prima y a mis hermanos y veníamos los domingos al cementerio, a ver a mi madre. Encontraba consuelo. Ahora, me ocurre todo lo contrario. Al venir se me remueve todo», explica una mujer que hoy tiene 67 años, dos hijos y cuatro nietos. 

Encarna no visita el cementerio pero su marido, Toni, no falla a la cita el Día de Todos los Santos. Cuando vio la pegatina en la lápida de su suegra se le encogió el alma al leer: «Avís. Per a exhumar». La concesión del nicho ya sumaba más de cincuenta años. El descanso eterno había finalizado. Y cuando eso ocurre sólo hay dos opciones: o se renueva la concesión (por 5, 20 o 50 años más) o se indica a dónde se quieren trasladar los restos (previo pago también de la correspondiente tasa). Si la familia no quiere renovar el alquiler o nadie reclama esos restos, el servicio municipal de cementerios se encargará de trasladarlos al osario general. Eso sí, perfectamente documentados y registrados. Respeto máximo.

La sección del Cementerio General de València de personas que fallecieron entre los años 70 y 71 está plagada de pegatinas blancas en las lápidas que avisan del fin de las concesiones. Sin embargo, es más que probable que quien pagara el nicho en su día, también haya fallecido. ¿Cómo encontrar entonces a los descendientes? 

En el Cementerio General de Valencia explican que las pegatinas de aviso son el método más efectivo, aunque son la última opción tras intentar otras comunicaciones consultando el padrón. Si la comunicación vía postal falla, colocan las pegatinas conforme se acerca la fecha de Todos los Santos para asegurar la máxima visibilidad y una mayor eficacia. Este año colocaron unas 1.500 etiquetas en un camposanto que tiene censados a unos 300.000 «habitantes». Porque si el aviso blanco no lo ve un familiar lo ve un conocido. Porque el boca a boca funciona mucho mejor que las notificaciones infructuosas y el último recurso legal que nadie consulta: la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).  

Fernando Garrigós es el Jefe del Servicio de Cementerios de València desde hace 15 años y explica que el cambio de la ley en 1969 supuso «que ya no se pudieran adquirir los nichos a perpetuidad y empezara un sistema de concesión que hoy continúa porque hablamos de dominio público y no hay compraventa».Los nichos, pues, no se compran. Los nichos, se alquilan. 

En los municipios del área metropolitana, por ejemplo, hace años que se levantaron camposantos alejados de la urbe ante la falta de espacio. En Benetússer, en abril de 2015, estaba «prohibido morirse» ya que sólo había un nicho disponible, mientras el ayuntamiento construía de urgencia 25 sepulturas. 

En Catarroja quieren fomentar la «reutilización de espacios» de unidades de entierro que están muy deterioradas, situadas a la zona antigua del cementerio. Las concesiones han finalizado y la tarea se centra en encontrar a los descendientes mediante comunicación postal, la publicación en el tablón de anuncios del ayuntamiento, en el bando municipal, en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) y en el BOE. Una vez finalizados todos estos trámites, el ayuntamiento ya tiene cobertura legal para exhumar los restos y empezar a rehabilitar. 

Sin embargo, aún no han comenzado con esta tarea y preparan la contratación de una persona para centrarse en la localización de descendientes. De momento, cuentan con alrededor de 200 notificaciones sin respuesta que suponen un 10% del total que se han cursado durante los últimos años. 

Competencia municipal

Los precios de los servicios que se ofertan en el cementerio varían en cada ayuntamiento. Desde los 158 euros hasta 289 euros por un nicho simple para 5 años, hasta los 950 o incluso 1.400 euros por una concesión de medio siglo. También hay camposantos donde se puede elegir (y pagar) la altura o fila donde quieres la sepultura y otros donde esa opción ni se ofrece. Y el que corresponde por orden es el que se adjudica. Todo tiene un precio. Las sepulturas (nichos, panteones, columbarios, criptas...), las exhumaciones, los traslados, las incineraciones... Pero cada ayuntamiento se rige por sus propias ordenanzas. Unos exigen un pago mínimo de mantenimiento y otros, no. Los de municipios más pequeños y con espacio suficiente ni se plantean la caducidad de las concesiones y otros no paran de realizar ampliaciones en sus camposantos. 

Desde todos los servicios municipales de cementerios consultados por este diario destacan la «sensibilidad» con la que trabajan. Sin embargo, no era así hace décadas. Las dos primas visitan el nicho de su abuela Carmen. La nieta que se llama como ella renovó su concesión hace un año. No hizo falta ver la pegatina en la lápida porque ella acudió directamente al servicio de cementerios para pedir información. No quería que le pasara lo que le ocurrió con su madre, hace 30 años. «Fui a visitar su tumba y ya no estaba. Yo quería trasladarla al nicho de mi abuela, pero no pudo ser porque no me avisaron. Eran otros tiempos, pero no quería que me pasara lo mismo con mi abuela. Estábamos pendientes de la exhumación de los restos de la fosa 112 de Paterna, donde fusilaron a su marido, nuestro abuelo, Vicente Salón de las Nieves y si nos daban los restos... pues por tener un lugar donde trasladarlos». Las dos mujeres han ampliado la concesión 5 años. Dentro de un lustro, ya verán qué deciden.

El Servicios de Cementerios de València explica que se concede un plazo que supera los dos años antes de realizar la exhumación de los nichos cuya concesión ha caducado y sus familiares desconocen. Aún así, siempre es posible recuperar los restos ya que se depositan en el osario perfectamente identificados. En 2022, se exhumaron 458 nichos de los que 160 fueron notificados y sus familiares decidieron no continuar con la renovación del nicho y 257 no contaron con respuesta de ningún familiar. En los cementerios parroquiales, sin embargo, es frecuente añadir al pago de la concesión la del mantenimiento del nicho, lo que permite contar con algún familiar que se haga cargo y al que acudir ante cualquier imprevisto o pago. Eso sí, cada parroquia organiza el cementerio y dicta precios y normas y según ha podido saber este periódico no se realizan exhumaciones ni se reutilizan nichos, por norma general.

Dos avisos de exhumación
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