El pino carrasco es el más usado para repoblar por el bajo consumo hídrico

Entre 2020 y 2021 se plantaron solo en la provincia de Valencia más de 150.000 ejemplares - Esta especie es la que mejor se adapta al clima pese a favorecer la expansión del fuego

Andilla, diez años después del 
incendio que arrasó la zona.  miguel ángel montesinos

Andilla, diez años después del incendio que arrasó la zona. miguel ángel montesinos / minerva mínguez. valència

Abraham Pérez

Abraham Pérez

El pino carrasco (Pinus halepensis) continúa siendo la especie más usada en repoblaciones forestales en los montes gestionados por la Generalitat, pese a la controversia generada en los últimos años por su elevada capacidad pirófila. Entre 2020 y 2021 se distribuyeron 158.985 ejemplares solo en la provincia de Valencia. Más de la mitad de todos los árboles empleados en distintas reforestaciones y que alcanzaron la cifra de 282.774. Muy por detrás figura la sabina (Juniperus thurifera), con 52.855 plantones en dos años. Las inversiones de este período ascienden a 1,2 millones de euros.

El pasado ejercicio, mientras, se destinaron 9,8 millones también a actuaciones en restauraciones ambientales de diferentes zonas incendiadas como Andilla, Chulilla, Chelva, Cortes de Pallás, Alcoi, Segorbe, Lliria, Xàtiva, Requena o Enguera. En cuanto a las ayudas a particulares, la Conselleria de Agricultura y Transición Ecológica, destinó casi medio millón de euros entre 2020 y 2022, con 135.125 ejemplares a través de los fondos Feder. Por provincias, 89.566 se plantaron en Alicante, 35.559 en Valencia y por último, 10.000 en Castellón.

El uso excesivo del pino para la regeneración de zonas calcinadas ha sido cuestionada en más de una ocasión por los colectivos ecologistas por favorecer la expansión del fuego. Sin embargo, no son pocas las voces expertas que recuerdan que su reducido consumo hídrico lo convierte en una de las especies más adecuadas en terrenos pobres y abocados a las sequías prolongada, o incluso a temperaturas de grandes contrastes como es frecuente en la zona mediterránea. Ayudan a fijar vegetación en puntos especialmente degradados por la erosión que provocan las lluvias torrenciales y a reducir la evaporación.

El territorio valenciano cuenta con cerca de 1.3 millones de hectáreas de forestales. La superficie arbolada representa un 54% del terreno agreste, siendo el pino carrasco el que mayor superficie ocupa, con un 72% de este tipo de superficie. Por su parte, la garriga (coscojar) es la especie de arbusto más común, y su presencia en la comunidad supone algo más de un tercio del total de la superficie no arbolada.

Un ecosistema único

La Comunitat Valenciana se caracteriza por su gran abanico de ecosistemas forestales. Sus condiciones climatológicas y sus características geográficas facilitan la convivencia de especies de árboles y arbustos muy dispares, que van desde pinares y carrascales hasta romerales y coscojares. La diferencia latitudinal que se registra a lo largo del territorio hace que dentro de la misma comunidad se detecte la presencia de vegetaciones propias del Pirineo y de Marruecos, algo característico y atípico que se produce en muy pocos lugares del mundo.

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