Análisis

Las razones para continuar de Ximo Puig: ni crisis, ni cambio de ciclo, ni mala imagen

El líder del PSPV se asegura intentar una transición pacífica (por una vez) o llegar él mismo hasta 2027

Ximo Puig durante su comparecencia de este martes.

Ximo Puig durante su comparecencia de este martes.

Alfons Garcia

Alfons Garcia

Ximo Puig ha tenido que tomar decisiones rápido. La derrota el domingo no estaba en sus planes. No se contemplaba en su despacho ni siquiera después de que se cerraran los colegios y apareciera el sondeo de Narciso Michavila. Los datos de los estudios internos de los últimos días decían otra cosa. Y Ferraz lo corroboraba. En Presidencia estaban confiados además con el valor de la gestión realizada. Pero no fue suficiente para mantener el poder. La política electoral de hoy discurre por otros cauces. Los socialistas subieron en voto y escaños, pero no lo bastante para contener el impulso del PP ni para taponar que Podem haya quedado sin diputados. 

Miserias de la vida de político. Un día te levantas presidente autonómico con una hoja de servicios valorada por la ciudadanía y por la noche has de empezar a pensar qué harás con tu vida. 

Pocas horas después, Puig tuvo noticias de Moncloa: iba a haber un adelanto de elecciones. La ejecutiva que los socialistas valencianos tenían prevista para el lunes se pasaba al martes. Puig tenía unas horas más para reflexionar. Además, el escenario no era ya el mismo.

Al final, Puig se queda. Se queda, seguro, en el partido, no se va a Madrid y habrá que ver su papel en las Corts. Porque su intención no es estar al frente de la oposición, sino de la alternativa. Hay un matiz. Así se plantea este tiempo. Tiene en su haber un crecimiento del partido y una buena imagen en la C. Valenciana y España, con lo que se ve habilitado para intentar revertir el resultado dentro de cuatro años. ¿Con su nombre y su fotografía en los carteles? Queda mucho. Pueden suceder muchas cosas. Pero no ha cerrado puertas. Todo puede pasar. También en la vertiente orgánica. Hay generales. Si sale derrota socialista se puede extender la necesidad de cambios. Luego vendrá un congreso sin poder autonómico. Puede pasar mucho. Puig se asegura pilotar la transición, intentar que sea pacífica (por una vez en el PSPV), o llegar hasta 2027 él mismo. 

Hoy por hoy no ve un cambio de ciclo, como en el momento de Joan Lerma o Alberto Fabra, ni la sociedad está inmersa en una gran crisis, como cuando Zapatero, ni tiene al partido en contra. Cuatro años fuera del Gobierno son muchos días, pero hoy es el principal activo del PSPV. Así que, por ahora, se queda.

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