Sequía en el Reino Unido

Jorge Olcina

Estos días la prensa británica comienza a publicar titulares sobre el riesgo de sequía que comienza a vivirse en el país. Nos recuerda la situación que apenas hace un mes vivíamos en nuestro país. Tres semanas de dipolo atmosférico han cambiado, momentáneamente, la realidad meteorológica en Europa occidental. Un potente anticiclón se ha instalado en las latitudes de las Islas Británicas y de momento no quiere moverse. Es el que está favoreciendo la situación de lluvias y tormentas en España porque, en contraposición, sobre el sur de Europa y el norte de África el aire frío en capas medias y altas de la atmósfera ha establecido unas condiciones de inestabilidad recurrentes. Esto es el dipolo. Las altas presiones están anormalmente situadas en altas latitudes y las bajas presiones dominan las nuestras. Cuando lo habitual es lo contrario: borrascas atlánticas circulando sobre el Reino Unido y anticiclón y estabilidad atmosférica aquí. En el Reino Unido una semana de anticiclón dispara la alerta de sequía. No digamos tres semanas como ya se registra en esta anómala primavera de 2023. Y los modelos para las próximas semanas están indicando que este patrón de circulación atmosférica se va a mantener al menos en la primera quincena de junio. En España estas lluvias que se están registrando desde mediados de mayo están resultando magníficas. No pueden resolver la situación de sequía que se vive en muchas regiones, pero permiten alejar el fantasma de las restricciones de agua en agricultura y el medio urbano durante semanas. Están regando los campos, humedeciendo el suelo y reduciendo la evaporación. No aportan apenas a las reservas hídricas en los embalses, por su carácter local y su intensidad. Pero de no haberse producido estaríamos hablando ahora de la aplicación de medidas más serías de restricción de agua en el regadío de amplias zonas del litoral mediterráneo, además de las ya aplicadas en Cataluña y Andalucía. Por tanto, las condiciones coyunturales de sequía en el Reino Unido nos favorece aquí. Permiten la génesis de condiciones de inestabilidad. Es lo que tiene el patrón atmosférico de dipolo que se ha instalado en la escena sinóptica del Atlántico norte en las últimas semanas. Y que, de momento, no quiere moverse.