La vegetación forestal se dispara con 100.000 hectáreas más en 7 año y aumenta el riesgo de megaincendios

El crecimiento imparable del monte por el abandono de cultivos complica la lucha contra el fuego

La pérdida del mosaico agrícola-forestal aumenta la desprotección de las zonas rurales

Barraca d'Aigües Vives. RBR VLC Limpieza del monte para la prevención de incendios por la brigadas de Diputació

Barraca d'Aigües Vives. RBR VLC Limpieza del monte para la prevención de incendios por la brigadas de Diputació / Agustín Perales

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

València

La superficie con combustible forestal ha aumentado en 100.000 hectáreas en apenas siete años, en el período entre 2013 y 2020. Pese a los incendios de la última década, algunos de ellos de especial virulencia y gran magnitud, la biomasa sigue incrementándose. Una circunstancia que aumenta sustancialmente el riesgo de incendios pero sobre todo su peligrosidad. Más de 1,4 millones de hectáreas del territorio valenciano están cubiertas por materia vegetal, incluyendo los cultivos abandonados y los de cereal. Un polvorín en potencia.

Según los datos del Inventario Nacional Forestal (IFN) de 1975 la Comunitat Valenciana contaba con 1,1 millones de hectáreas de monte. Cuarenta y cinco años después son ya 200.000 más pese a haber perdido en solo una década más de 110.000 pasto de las llamas. En un contexto de clima mediterráneo favorable a la propagación del fuego, solo entre 1989 y 2022 se han registrado más de 16.000 incendios con 450.000 hectáreas arrasadas, más del 30 % de la superficie boscosa. La despoblación del último siglo ha conformado un paisaje homogéneo que lo hace más vulnerable.

Entre 1989 y 2022 se registraron más de 16.000 incendios con 450.000 hectáreas totalmente arrasadas

El crecimiento imparable del suelo forestal, a razón de 3.300 hectáreas al año según las estadísticas del Patfor, elimina el efecto mosaico que genera la agricultura y permite frenar el avance de las llamas. Los campos de viñas fueron los que actuaron de aliados con el Parc Natural de las Hoces del Cabriel hace un año en el desastre originado en Venta del Moro que se llevò por delante unas 1.300 hectáreas. «La continuidad del combustible pone en mayor riesgo a las personas y sus bienes, ya que las zonas rurales se quedan sin la protección que suponen las zonas trabajadas en torno a los núcleos urbanos», explican desde la Dirección General de Prevención de Incendios.

Barraca d'Aigües Vives. RBR VLC Limpieza del monte para la prevención de incendios por la brigadas de Diputació

Barraca d'Aigües Vives. RBR VLC Limpieza del monte para la prevención de incendios por la brigadas de Diputació / Agustín Perales

Presupuesto que aumenta

Aunque son muchas las voces críticas sobre la «insuficiente» gestión forestal de la Conselleria de Agricultura y Transición Ecológica, el departamento que dirige Isaura Navarro, recuerda que el presupuesto para la prevención de 2023 ha ascendido a 40,4 millones frente a los 27,3 del año pasado. «Escuchamos muchas veces que el fuego se combate en invierno pero en la Comunitat Valenciana se hace durante los 365 días del año», remarca Diego Marín, director general del ramo. Lo cierto es que a los daños al patrimonio ambiental hay que sumar el impacto de las emisiones de carbono liberadas en un megaincendio como ocurrió en el último de Villanueva de Viver el pasado mes de marzo.

Nuevo reglamento forestal

Precisamente, el pleno del Consell dió luz verde ayer al nuevo Reglamento de la Ley Forestal, es una revisión del contexto jurídico relativo a la gestión del monte y prevención de incendios forestales. Así, se consigue actualizar y generar mayor seguridad jurídica, debido a que la ley ha sufrido numerosas modificaciones desde 1993. Permitirá una mayor flexibilización de trámites en aspectos estratégicos para el desarrollo socioeconómico, la gestión del paisaje y la lucha contra el fuego.

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