El desperdicio alimentario es uno de los principales retos que afronta la sociedad en los próximos años. Se estima que cada año se desechan más de mil millones de toneladas de alimentos que, según un informe reciente publicado por la FAO, podrían servir para abastecer al 9 % de la población mundial —aproximadamente 750 millones de personas— que padece hambre.

En el marco del Día Internacional de concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, celebrado el pasado 29 de septiembre, el Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas) y el Consejo Europeo de Información Sobre la Alimentación (Eufic) organizaron ayer un evento de alto nivel para compartir ideas, crear conciencia y colaboración para afrontar esta problemática.

Bajo el título ‘Estrategias de reducción de la pérdida y el desperdicio alimentario: un enfoque multisectorial’, el Palacio de Congresos de València acogió esta jornada en la que participaron un amplio grupo de expertos y a la que asistieron representantes de las universidades valencianas, redes de ciudades y autoridades europeas.

La inauguración de la sesión estuvo a cargo del concejal del Área de Mejora Climática y Gestión del Agua del Ayuntamiento de València, Carlos Mundina, quien incidió en la importancia de corregir los datos de desperdicio alimentario: «No hay nada más doloroso que tirar comida, sobre todo cuando hay tanta gente que pasa hambre», confesó.

El concejal del Área de Mejora Climática y Gestión del Agua del Ayuntamiento de València, Carlos Mundina. Fernando Bustamante

Además, Mundina reflexionó sobre la necesidad de fomentar la concienciación ciudadana. «Desde la Administración Local tenemos que ser responsables y coherentes con estos datos, así como con el uso adecuado y responsable de los alimentos», añadió. En este punto, Mundina quiso poner en valor la dieta mediterránea, «que nos invita a respetar y valorar los alimentos que se producen en nuestra huerta».

Por último, el concejal recordó la capitalidad verde europea de València en 2024 como «un reconocimiento a políticas que se han llevado a cabo en esta ciudad durante muchos años» y abogó por seguir creando dinámicas «para que València siga apostando por ser una ciudad verde».

Un «desastre ecológico y moral»

La directora general de Eufic, Laura Fernández, dio paso a una ronda de intervenciones en la que cuatro expertos expusieron la situación actual en el panorama global y europeo.

En primer lugar, el director de FAO en Bruselas, Raschad Al-Khafaji, tildó de «desastre ecológico y moral» el desperdicio y la pérdida de alimentos en todo el mundo: «Esto debería ser incompatible con nuestra naturaleza como seres humanos», señaló.

Además, Al-Khafaji subrayó que «estamos muy lejos de donde deberíamos estar» y abogó por la colaboración para hacer frente a este reto de forma global. «Debemos dar respuesta a una demanda creciente, pero hacerlo sin ejercer más presión sobre los recursos naturales y los ecosistemas», explicó.

A continuación fue el turno del representante permanente adjunto de España ante la FAO, Juan Prieto, quien definió el desperdicio alimentario como «una realidad injustificable desde el punto de vista ético, político y social, pero también desde el punto de vista productivo y comercial». 

Prieto instó a trabajar por la concienciación ciudadana para conseguir alcanzar la meta de reducir el desperdicio alimentario a la mitad antes de 2030, establecida en la Agenda 2030, ya que «el tiempo apremia». Por último, Prieto expuso algunos datos para dar a conocer la situación a nivel europeo: en este sentido, el representante de la FAO detalló que cada año se desperdician 102 kilogramos de alimentos por habitante en Europa, siendo la zona norte y occidental la que más contribuye a elevar esta cifra; además, advirtió que dos tercios de este desperdicio alimentario se produce en los hogares.

Por su parte, la policy officer del Directorado General de la Comisión Europea para la salud y la seguridad alimentaria, Anne-Laure Gassin, advirtió que «queda poco tiempo hasta 2030 y, a pesar de los compromisos políticos, todavía no estamos en el camino adecuado para conseguir los objetivos. Los avances van más lentos de lo necesario». Asimismo, Gassin animó a «realizar acciones concretas sobre el terreno para acelerar la concreción de los objetivos finales y establecer un sistema alimentario más justo e igualitario».

Felicitas Schneider, representante del Thünen Institute, cerró la primera parte de la jornada haciendo hincapié en la magnitud del reto y la necesidad de implicar a todos los actores para hacerle frente. «Es una cuestión muy compleja y hay muchos puntos de vista que considerar, por lo que tenemos que tener una mente abierta hacia la cooperación interministerial», declaró.

Además, Schneider explicó la labor del instituto desde 2015, trabajando codo con codo con los diferentes países del G20 y otros que se han ido añadiendo después, así como los talleres y las diferentes actividades que han puesto en marcha a nivel regional y que han permitido conectar a 750 participantes de 86 países desde 2017.

Políticas contra el desperdicio

La segunda parte del evento se centró en presentar las políticas nacionales para hacer frente a la pérdida y el desperdicio de alimentos en países como Francia, Finlandia, Turquía o España. En ella participaron Maïwenn L’Hoir, responsable de proyectos de lucha contra la inseguridad y el desperdicio alimentarios del Ministerio de Agricultura de Francia; Minna Huttunen, asesora sobre sistemas alimentarios sostenibles del Ministerio de Agricultura de Finlandia; Zeynep Özkan, responsable del Ministerio de Agricultura de Turquía para la campaña nacional de reducción de la pérdida y el desperdicio alimentarios, en colaboración con FAO; y Carmen Serrano Balazote, consejera técnica de la Dirección General de Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

La última sesión de la jornada matutina puso el foco en las redes urbanas y su papel clave en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos. En ella intervinieron Massimo Perrino, policy officer en UCLG; Angèle Tasse, oficial de sistemas alimentarios sostenibles y codirectora del programa Global CityFood en ICLEI; Anja de Cunto, jefa de comida en Eurocities; Filippo Gavazzeni, asesor político del vicealcalde de Milán;y Jorge Molero, consultor-técnico y gestor de proyectos de la Red de Municipios por la Agroecología.