Día mundial contra el cáncer de mama

Volver a tener pezón tras un cáncer de mama

Tres hospitales valencianos ofrecen el servicio de micropigmentación de la areola y el pezón a mujeres que han perdido un pecho por culpa de este tumor, el más habitual entre las valencianas

Para Patri, a la que le extirparon el seno derecho a los 39 años, recuperar el pezón es "la guinda del pastel" de su reconstrucción mamaria

València

A Patri, de 45 años, el temido anuncio de que ese bulto que se había notado en el pecho derecho era cáncer le llegó joven, sin haber cumplido los 40. No dudó cuando le dijeron que le extirpaban toda la mama "porque un pecho no me define", afirma. Pero tenía 39 años "y necesitaba ponerme un escote". Este martes, por primera vez desde que el cáncer de mama llegó a su vida, Patri se miró los pechos en el espejo y sus ojos no se fueron a la cicatriz de la intervención y de la reconstrucción posterior: los vio (entre lágrimas) completos, con su areola y su pezón, esos que había perdido hace seis años, recién dibujados con una técnica 3D por una mano experta. "Son la guinda del pastel".

Patri es una de las cerca de 150 valencianas que han pasado desde noviembre de 2020 por la consulta de Enfermería de Micropigmentación Oncológica que ofrece el Hospital de La Fe y en la que se atiende a mujeres de todas las edades (de 16 a 80 años) a las que se les ha extirpado una mama y quieren que la reconstrucción de sus pechos "mordidos" por el cáncer sea lo más completa posible. A día de hoy y aunque se prioriza el conservar los pechos, al menos tres de cada diez intervenciones de cáncer de mama acaban con una mastectomía. Cabe recordar que solo el año pasado, se registraron en la C. Valenciana cerca de 3.200 casos nuevos de este tumor, el más habitual entre las valencianas.

El martes era el día. A Patri ya le habían explicado el proceso y sabía que en cuestión de una hora saldría con su pezón tatuado. "Esta mañana me he despedido del pecho vacío", comentaba nerviosa. Seis años viéndose solo una cicatriz. Ella no tenía complejos al mirarse desnuda pero en los encuentros sexuales, ya era otro cantar. "Unas no son capaces de mirarse, otras se duchan con la luz apagada... Anulan esa parte de su cuerpo y con este servicio buscamos que eso no pase", explica Sara Almerich, enfermera responsable de la consulta que asumió el reto tras formarse como micropigmentadora dermoestética.

El primer paso es medir y diseñar dónde irá la areola y el pezón.

El primer paso es medir y diseñar dónde irá la areola y el pezón. / Fernando Bustamante

Elegir el diseño y el color

Lo primero, el diseño de la areola y el pezón. Se mide qué tamaño va a tener, dónde va a estar ubicado, si va a estar más o menos centrado... "Siempre digo que hago anatomía porque intento que quede lo más simétrico posible. Quiero que, al verse, vean lo que tenían antes", explica. Después, llegan las pruebas de color. "Lo más difícil", según la micropigmentadora. Y a partir de ahí, Sara empieza a dibujar sobre "un lienzo plano" la ilusión de un pezón en tres dimensiones gracias a un juego de luces, sombras y colores.

Tras la prueba de color, Sara Almerich inicia la micropigmentación.

Tras la prueba de color, Sara Almerich inicia la micropigmentación. / Fernando Bustamante

Patri aguanta el tirón, nerviosa pero sin dolor. "Hacía toples, y dejé de hacerlo pero a partir de ahora pienso volver", asegura. En poco más de media hora, Sara termina el trabajo y antes de permitir que Sara se mire, advierte que el efecto 3D no se verá hasta dentro de una semana y que habrá pronto una revisión para retoques, si hiciera falta. Y llega la hora de mirarse al espejo. "Espectacular", logra articular Patri. Y hay lágrimas. Y un abrazo. "Cuando se miran, con casi todas lloramos", dice Sara.

En tres hospitales públicos

Hasta hace unos años, la única opción que tenían las mujeres en la situación de Patri era la de irse a un tatuador (y los hay especializados en ese efecto 3D que se busca para dar vida al pezón) pero con un coste de hasta 300 euros. Desde 2020, en la Comunitat Valenciana el servicio lo ofrece ya la sanidad pública pero, por ahora, solo en tres hospitales: el General de Valencia que fue el pionero en enero de ese año; La Fe y el Hospital San Juan de Alicante. En el de La Fe reciben a pacientes de toda la C. Valenciana y tienen lista de espera. "Estamos dando fecha para febrero o marzo", apunta la enfermera responsable "y eso que hay muchas mujeres que no lo conocen".

Se busca un efecto 3D para recrear el volumen del pezón pero no es visible hasta unos días después.

Se busca un efecto 3D para recrear el volumen del pezón pero no es visible hasta unos días después. / Fernando Bustamante

Para Almerich, el servicio "hacía falta" y ella sigue desaconsejando el tatuaje porque ni se utiliza la misma técnica ni los mismos productos. Un tatuaje utiliza tintas que llegan a la quinta capa de la piel, más profunda, pero en la micropigmentación se utilizan "pigmentos hipoalergénicos que no llevan metales ni producen alergias" y además el color se queda en la "tercera capa de la piel" para evitar problemas aunque esto suponga que el dibujo vaya desapareciendo con los años "por eso se borra pero a los cinco años o a demanda, hacemos repasos".

El abrazo de Patri y Sara al terminar el proceso.

El abrazo de Patri y Sara al terminar el proceso. / Fernando Bustamante

"Esto también es importante"

"Yo siempre las animo a hacerlo. Su principal objetivo es salir adelante y superar el cáncer pero esto también es importante porque para muchas mujeres es un verdadero trauma verse así. Deben saber que la opción la tienen", explica la oncóloga Ana Santaballa, jefa de sección de la unidad de cáncer de mama y tumores ginecólogos y coordinadora de la unidad de mama del Hospital La Fe de València.

En el abordaje del cáncer de mama (el año pasado se registraron cerca de 3.200 casos nuevos) se intenta cada día más apostar por una cirugía "conservadora" manteniendo el máximo posible de mama pero no siempre es posible. "En nuestro hospital se hace cirugía conservadora en el 60 % de los casos pero el porcentaje medio es más alto", cuenta. Aun así, dependiendo de cómo sea el pecho, incluso la cirugía conservadora deja huellas visibles o se tiene que quitar la areola. Ahí también hay que reconstruir. Con todo, el porcentaje de las que optan por la reconstrucción es bajo, pero quien empieza, quiere completarlo.

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