Dermatología
La cosmeticorexia o el ‘abuso’ desmedido de cosméticos entre los jóvenes
Las redes sociales y la publicidad están provocando el auge desmedido de la preocupación por la piel entre las personas de entre 10 y 25 años
El uso de productos estéticos a esa edad pueden provocar daños irreversibles en la piel

El residente en Dermatología de La Fe, Miguel Lasheras, analiza la piel de una paciente. / L-EMV

Los adolescentes están sucumbiendo, cada vez más pronto, al uso de productos cosméticos. El estudio del fenómeno es incipiente, pero ya hay encuestas actuales que reflejan un aumento de un 19 % en el gasto de los jóvenes para comprar este tipo de artículos. Principalmente, adquieren productos anticoagulantes, antiedad, antioxidantes para iluminar la piel o sueros para las pestañas. Y los usan cuando no es necesario y cuando puede ser perjudicial para la salud de su piel.
Este fenómeno tiene nombre: cosmeticorexia. ¿Y qué significa? Es el «interés desmedido por productos cosméticos, que lleva a su compra y utilización con el fin de mejorar el aspecto de la piel». Así la define Miguel Antonio Lasheras, residente de Dermatología del hospital La Fe de València, quien ha escogido este tema para su trabajo de fin de Máster en Epidemiología y Salud Pública. ¿A qué segmento de población afecta esta moda? «A personas de todas las edades y de ambos sexos, pero es relevante entre los escolares, preadolescentes y adolescentes», la franja de edad entre los 10 y los 25 años.
Su preocupación desmedida por estos productos tiene su origen en las redes sociales: TikTok e Instagram, principalmente. Y el problema es que solo dos de cada diez contenidos sobre cosmética en la red estaban refrendadas por un dermatólogo o especialista. Una parte de Lasheras se ha centrado en realizar un análisis cualitativo del contenido, textual y visual de 70 publicaciones en Google, Facebook, X (antiguo Twitter), Youtube, Instagram, TikTok y Spotify. «Solo en el 22,9 % de las publicaciones ha participado un especialista», especifica.
Los cosméticos no son inocuos; causan efectos secundarios en el 50 % de los adolescentes
Acné y falta de autoestima
Gran parte de este material viene alentado por la publicidad, la cual lanza mensajes sobre la importancia «de mejorar el aspecto de la piel». Y cuando se lanza contra una población «inexperta y sin falta de pensamiento crítico, que tiene inseguridades cuando se compara con los demás», el efecto puede ser demoledor. «La adolescencia es el momento en el que aparecen las preocupaciones por el aspecto corporal —, relata— y cuando se adquieren los primeros productos de cuidado personal. ¿Cuáles son? Entre las mujeres, el maquillaje; entre los hombres, los desodorantes en aerosol usados como colonia. También hay espacio para los productos contra el acné porque «la industria es consciente de su incomodidad» entre los adolescentes. A esa edad solo deberían usar protector solar y tratamientos contra el acné recetados.
Su investigación hace patente la falta de rigor de la mayoría de los contenidos sobre cosmética publicados en las redes sociales. Los resultados del estudio podrían ser una mera curiosidad si el uso prematuro de este tipo de cosméticos no tuviera incidencia en la piel de los adolescentes; sin embargo, la tiene y puede ser dañina. «Se les debe advertir que los productos cosméticos no son inocuos» y los estudios avalan esta afirmación. ¿Cuáles son los principales efectos de su uso? Hay múltiples consecuencias: reacciones acneiformes, alteraciones pigmentarias, eczema, fotosensibilización o un daño en la fibra capilar o las uñas. «El 50 % de las personas presenta algún efecto secundario», apunta Lasheras.
Combatir la cosmeticorexia
El fenómeno está alza, pero se pueden implantar mecanismos para frenarlo o, al menos, controlarlo. El primero de ellos es aumentar la presencia de los dermatólogos en las redes sociales. «Debemos aprovechar las nuevas tecnologías para promocionar la salud y, a la vez, combatir la desinformación», señala el especialista.
Otra medida es concienciarles de la necesidad de consultar a un especialista «en la medida de lo posible» antes de usar productos como el retinol, que es ácido y abrasivo. Según Lasheras, una opción para no saturar las consultas es «intentar adquirir el producto en la farmacia».
Y, por último, el residente pone parte de la responsabilidad en la normativa sobre el acceso a las redes sociales y los padres porque «ambos deberían velar por el cumplimiento de los derechos de los menores». El anteproyecto de la ley orgánica para la protección de los menores en el entorno digital eleva a 16 años la edad para la creación de cuentas en línea.
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