Las infecciones de transmisión sexual se cuadriplican en solo ocho años

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se han disparado en la Comunitat Valenciana en los últimos ocho años. El informe de «Vigilancia Epidemiológica de las ITS en España de 2023», difundido esta semana por el Instituto Carlos III, recoge un total de 6.710 diagnosticados en la autonomía valenciana frente a los 1.785 del año 2016. Sin embargo, los datos podrían ser mucho mayores porque el 50 % de las mujeres son asintomáticas y es necesario una prueba sanguínea para poder detectarla. A nivel nacional, la cifra total asciende a 84.070 con un crecimiento similar en este periodo.

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La ITS con mayor incidencia en la autonomía valenciana es la gonorrea con 2.832 casos. Son cinco veces más casos que en 2016, cuando se registraron 633 infecciones. Le sigue de cerca la clamidia (chlamydia trachomatis) con 2.811 positivos. Hace ocho años, eran 671, cuatro veces menos. En tercer lugar, se sitúa la sífilis con 1.012 casos, cuyas cifras se duplican; y el linfogranuloma venéreo, inexistente en 2016, pero con 55 positivos durante el pasado año.

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Cortar la transmisión

La tendencia al alza preocupa a los expertos porque se trata de «infecciones que precisan asistencia médica». De no producirse un diagnóstico de un dermatólogo y tratarse «precozmente», «no se corta la cadena y esa persona sigue contagiando si tiene relaciones con otras parejas sexuales», especifica el dermatólogo Pablo Hernández, responsable de la Unidad de Infecciones de Transmisión Sexual sel servicio de Dermatología del hospital General de València. Y es que, en muchas ocasiones, la infección «inicialmente, puede no tener sintomatología». De las 30 Urgencias de media diarias para la especialidad de Dermatología y Venereología, «todos los días hay uno, dos o tres casos por ITS».

Las causas detrás de este ascenso son varias. La pandemia del coronavirus es una de ellas. El confinamiento y el coto a las relaciones durante meses han provocado un mayor «libertinaje sexual». «Es una actitud del ser humano después de un periodo de dificultades —, explica Hernández—. Pasa también después de una guerra». Otro de los motivos es la eclosión de las aplicaciones de citas, como Tinder o Grindr, donde muchos usuarios defienden tener relaciones sexuales sin condón; o las prácticas como el Chemsex, que fomentan el consumo de drogas para tener sexo. «En Grindr, está normalizado no usar el preservativo, ya por preferencia personal o por tomar PREP para prevenir el VIH —, explica un usuario a Levante-EMV—. Lo ponen como condición imprescindible y muchos son hombres, supuestamente heterosexuales, con pareja».

VIH y otros riesgos

El uso del preservativo ha caído por la cronificación y control mediante tratamiento del VIH, después de las altas cotas de mortalidad de finales del siglo XX. De hecho, en contra de los prejuicios relacionados con las personas homosexuales, se trata de una enfermedad con una tendencia al alza entre las mujeres heterosexuales. En los últimos meses, la irrupción de la viruela del mono o ‘mpox’ ha puesto el foco, también, entre las personas con múltiples parejas sexuales; especialmente, entre los hombres que practican sexo con varios hombres simultáneamente.  

Sin embargo, el sida no es el único riesgo derivado del abandono del preservativo. «Contraer una infección de transmisión sexual, puede conllevar infertilidad o riesgo de padecer el virus del papiloma humano y derivar en un cáncer», asegura el especialista. Además, según Hernández, las ITS pueden «tener un impacto en la calidad de vida de las personas y uno económico para el sistema de salud público».

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