DANA, viento, mar cálido y orografía: anatomía de la "tormenta perfecta”

“Esto va a suceder de nuevo y hay que cambiar el modelo incluso de ciudad”, advierten los climatólogos

Los expertos sitúan el foco en la temperatura del mar, que provoca episodios cada vez más recurrentes: "Se han acortado los periodos de retorno"

Inundaciones en Llombai, el martes.

Inundaciones en Llombai, el martes. / Germán Caballero

José Luis García Nieves

José Luis García Nieves

El episodio de DANA que ha llevado la devastación a la provincia de Valencia, con especial impacto en la Hoya de Buñol, Utiel-Requena, la Ribera y l’Horta Sud, que recogía todas las aguas caídas barrancos y ríos arriba, se sitúa ya entre las más catastróficas de la historia de Valencia. “Los más dramáticos son el del 82, con los 900 litros casi que cayeron en Cortes de Pallás, aunque no es un dato oficial; después el de 87, que fue sobre todo catastrófico en la Safor, cuando cayeron más de 800 litros en Gandia o en Oliva, y después la del 57 con la gran Riuà en el Turia, en en la ciudad de Valencia”, señala Samuel Biener, investigador y divulgador en el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante.

Desde Aemet confirman los registros: “La primera calificación subjetiva es que esta gota fría es la más adversa del siglo en la Comunitat Valencia, con un impacto y registros superiores a la dana de septiembre de 2019". Desde sus cuentas oficiales señalan que "la gota fría de 1982, la de la 'Pantanada de Tous', descargó con intensidad torrencial más al sur de lo que lo ha hecho esta de 2024, afectando a la zona de la Muela de Cortes y a la margen derecha del Júcar". "Con sus características diferenciadas, climáticamente y por la adversidad e impactos del episodio, estaría a la altura de los dos grandes temporales de los años ochenta, del de octubre de 1982 y el de noviembre de 1987", añadieron.

¿Qué ha pasado para llegar hasta aquí? ¿Cómo se explica este fenómeno que ha provocado una gran tragedia humana y puesto en jaque el área metropolitana de Valencia? “Ha sido la tormenta perfecta porque se ha se ha producido todo lo que se podía producir en este tipo de situaciones”, resume Biener. Parece que todo lo malo que podía pasar, ha pasado: DANA, un mar caliente, vientos que han empujado el fenómeno hacia el interior y lluvias muy localizadas sobre barrancos: “Ha sido una situación típica de gota fría o Dana. El centro de la gota fría se ha situado en las últimas horas en el Golfo de Cádiz. Esto quiere decir que la zona de divergencia en altura, que es el sector de mayor inestabilidad de la bolsa de aire frío, se ha concentrado en el este y en el sur de la península. Además, se formó una baja presión en el norte de África, en superficie, que impulsó vientos muy húmedos del sureste que discurrieron sobre un Mediterráneo, cuyas aguas estaban entre dos y dos grados y medio por encima de lo que sería habitual en esta época del año. Además, el viento fuerte del sureste provocó que en esta ocasión los acumulados más grandes no se produjeran en la costa, sino en el interior. Al interaccionar con estos relieves, valles y sierras orientadas hacia el sureste, en el litoral interior de Valencia, pues ahí es donde las tormentas con un alto grado de organización asociadas a ese sector de máximo inestabilidad de la DANA, pues eso ayudó a que se regeneraran sobre el mismo punto”, explica el experto, en declaraciones a Levante-EMV. En efecto, los grandes registros de precipitación se produjeron en localidades como Chiva, con cerca de 500 litros por metro cuadrado en pocas horas, uno de los registros más altos de los últimos veinte años.

Tormenta estática en el prelitoral

Según explica, es lo mismo que sucedió en 2019 en la Vega Baja de Alicante. De hecho, la situación es muy similar, con trenes convectivos que dejaron acumulados muy importantes en franjas muy localizadas. “El problema es que en esta ocasión también, la zona afectada ha sido bastante extensa, a lo largo de una línea y sobre todo siguiendo el cauce del río Magro”, señala. 

Biener recuerda otro episodio: el de Tous. “Allí sí que llovió bastante más, pero también tenemos una situación con vientos fuertes de este-sureste y en esa zona de mayor inestabilidad de la DANA. Cuando sucede esto, las precipitaciones, al interaccionar con los relieves, estos núcleos convectivos provocan que se queden estáticos en un mismo punto y que se acumulen grandes cantidades de agua. No es una situación nueva, pero aquí lo que está entrando en juego en los últimos años precisamente es esa mayor temperatura del Mediterráneo que al final lo que aporta gasolina extra”, señala sobre el calentamiento del mar.

El urbanismo y la huella humana han hecho el resto: “Por desgracia, también en el prelitoral tenemos algunas ramblas que pasan constreñidas o que han sido soterradas en áreas urbanas y eso, al final, provoca que la inundación, en caso de verse sobrepasado, potencia los efectos de de las inundaciones. También tenemos algunas infraestructuras como autovías o la vía del ferrocarril, que como hay taludes embalsan el agua y agrava aún más el el problema”, dice Biener.

Catástrofe aguas abajo

“Ha sido una trampa en el área metropolitana”, señala Samira Khodayar, la directora del grupo de meteorología y climatología del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM). “Normalmente las situaciones más extremas las esperamos en la costa. Y aquí ha llovido mucho en interior, en zonas altas, con crecidas en ríos y caída del agua donde no lo esperaban: ha sido una trampa en Valencia. La gente ha seguido con sus vidas, yendo a trabajar, etc. Por tanto insisto en la necesidad de hacer caso a la ciencia, de guiar todas las decisiones administrativas considerando todo el conocimiento que tenemos”. 

¿Un episodio imprevisto? “En los modelos meteorológicos ya lo avisamos nosotros, la han previsto la situación perfectamente. Desde el pasado fin de semana, los mapas indicaban que podían caer 300 o 400 litros, cosa que ha sucedido finalmente. Estas situaciones, por desgracia, en los últimos años se están volviendo más frecuentes por el cambio climático. Y con un Mediterráneo cada vez más cálido, pues desgraciadamente estos eventos tan extremos, pues van a ser cada vez más habituales”.

Cambio climático

La responsable de CEAM refuerza este mensaje: “No es correcto decir que es el cambio climático lo que produce esta situación. Son situaciones propias del periodo otoñal, la región mediterránea. Lo que ocurre es que todas las condiciones que nos llevan a que este tipo de eventos se produzcan están en sus máximos: el mar está mas caliente que nunca; la atmósfera también tiene unas temperaturas muy altas y el vapor de agua disponible en relación a ese aumento de temperatura atmosférica es muy alto”. “Cuando todos esos factores se juntan con la presencia de una perturbación, una inestabilidad en niveles mas altos, una Dana, es una combinación explosiva: la energía disponible, el agua disponible es tan grande que luego tenemos estas cantidades de precipitación tan extremas que hemos visto en las pasadas horas”.

Vehículos destrozados en el barrio La Torre de València.

Vehículos destrozados en el barrio La Torre de València. / Rober Solsona/EP

Aunque todavía no ha finalizado la crisis, la cuestión es qué lecciones se sacan de este episodio. “Lo primero es el reconocimiento de la situación que vivimos: entender que este tipo de fenómenos, en el contexto climático que vivimos ahora mismo, son cada vez más extremos. Con los resultados tan catastróficos había que plantear la necesidad de cambiar cuestiones. ¿En qué hacer hincapié? Esto va a suceder de nuevo y hay que cambiar el modelo incluso de ciudad. Hay pueblos que viven en barrancos. Si vuelve a suceder, por mucho que se haga, es posible que tengamos el mismo resultado”. Y añade Khodayar: “Es comprensible que no podemos decir a la gente: ‘Tu casa hay que ponerla en otro sitio’, pero hay que entender el riesgo que eso implica. Es una cuestión de coste/beneficio pero el coste son vidas humanas. Que en un país desarrollado donde en cada periodo otoñal vivamos esta situación, sabiendo que cada vez este tipo de eventos va a ser cada vez más extremos, es reprobable. Sabemos que puede pasar”, reflexiona Khodayar.

La nueva normalidad 'tropical'

Dramáticamente, este tipo de fenómenos parecen parte de una nueva realidad. Las DANAS a orillas del Mediterráneo se han convertido en el fenómeno meteorológico "más peligroso" del país con efectos comparables a los huracanes tropicales, según el experto en climatología y expresidente de la Asociación de Geógrafos Españoles, Jorge Olcina. Las DANAS conllevan más cuantía e intensidad de las precipitaciones que un huracán del Caribe o un tifón asiático, aunque también menos viento.

Para el expresidente de los geógrafos españoles, los valores recogidos en las últimas horas en la provincia de Valencia, en torno a los 500 litros por metros cuadrado en apenas seis horas, es "algo monumental" que se explica en la alta temperatura del Mediterráneo porque "transfiere mucha energía a los sistemas nubosos y genera estas tormentas tan enérgicas que provoca que el agua caiga en tromba", insiste en relación al factor temperatura del mar.

El mar está a 23 grados

El también responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA) ha añadido que la temperatura del Mediterráneo a la altura del sureste peninsular "todavía" se sitúa en torno a los 23 y 24 grados centígrados "cuando por encima de 20 ya es peligroso". "Esa temperatura aporta mucha caloría al aire y en el cielo genera estas nubes tan enérgicas" que propician estos episodios de lluvias cuando coinciden con una situación atmosférica de DANA.

En efecto, según datos facilitados esta mañana por el CEAM, las anomalías persistentes en la temperatura de la superficie del mar en verano ha sido de entre 1 y 1.5 grados, y en agosto se superaron los 28 de media, siendo el valor más alto registrado desde 1982. "La anomalía continúa en el tiempo, comenzando octubre con 24 grados, hasta en los valores más bajos, 22 grados en los últimos días, la temperatura sigue estando por encima de la media esperada en este periodo", añaden.

Tras subrayar que se trata de otra "evidencia más" del proceso del cambio climático, el experto ha destacado que un dato relevante es que si hasta hace poco se repetía una situación así cada 15 años, ahora lo hace cada cinco, y ha recordado que el último episodio similar ocurrió en septiembre de 2019 con epicentro en el sur de la Comunitat Valenciana, en la comarca alicantina de la Vega Baja, donde ya hubo varias víctimas mortales y cuantiosos daños materiales. "Se han acortado los periodos de retorno debido al aumento del calor del mar Mediterráneo", ha reiterado Olcina, para quien se sigue "un proceso desbocado" del cambio climático con emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2) que, ha recalcado, en 2023 marcaron otro récord en el planeta.

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